Palabras de Sandra Vilardy a los graduados de la Universidad de los Andes, 2023-2

La Doctora Sandra Vilardy es Profesora de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes y, hasta hace poco, ejerció como Viceministra de Políticas y Normalización Ambiental en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Es bióloga marina de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, y tiene un Doctorado en Ecología y Medio Ambiente que recibió con reconocimiento Summa Cum Laude en la Universidad Autónoma de Madrid. Por cerca de 15 años, fue profesora de la Universidad del Magdalena, donde tuvo el cargo de Decana de la Facultad de Ciencias Básicas entre 2016 y 2019. En 2020 se unió como profesora a UniAndes para trabajar en el área de sostenibilidad de la Facultad de Administración, donde imparte cursos enfocados en los servicios que los ecosistemas prestan a la humanidad. La labor de Sandra Vilardy en la Universidad también incluye haber dirigido el observatorio Parques Nacionales Cómo Vamos, una iniciativa de nueve organizaciones de la sociedad civil que tiene el objetivo de generar información confiable, imparcial y comparable, en torno a los Parques Nacionales Naturales de Colombia. Desde ese espacio, ha contribuido al reconocimiento del papel fundamental que tiene la conservación de la biodiversidad para la adaptación climática, el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la formación de nuevas ciudadanías, más conscientes frente a los retos que como humanidad debemos enfrentar ante la crisis ambiental.

 

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Agradezco profundamente al Decano de la Facultad de Ciencias, Daniel Cadena, por el honor que me hace al invitarme como oradora en este momento tan importante para la vida de ustedes y de sus familias, en un momento muy importante para mí al regresar como profesora de esta gran Universidad.

Los grados representan uno de esos momentos de la vida en los que se cierran etapas para abrir otras. Es una ceremonia de tránsito, de celebración por lo logrado y, por qué no, de incertidumbre por el futuro que se presenta de manera inmediata. Y en estos tiempos de tantas y diversas incertidumbres es necesario enfrentarlo con todos los argumentos necesarios para mantener la esperanza y la ilusión. Quiero compartir con ustedes algunas reflexiones personales que pueden ser útiles en estos tiempos de cambios profundos para enfrentar la incertidumbre con una esperanza sensata.

Seguramente ustedes iniciaron este proyecto académico cuando aún experimentábamos una conmoción mundial que nadie imagino vivir, nos guardamos en casa y frente a las pantallas veíamos aumentar las cifras de casos, quiebras y fallecidos, en todos los países. Pero también frente a las pantallas vimos de manera impresionante como, mientras cientos de miles de personas del personal sanitario nos cuidaban a todos, los científicos y sus equipos, mediante una impresionante manifestación del trabajo conjunto, lograban que en menos de un año y medio pudiéramos estar de nuevo celebrando juntos, como en esta ceremonia, sus logros.

Este año las noticias cada semana nos muestran que batimos todos los récords climáticos, recordándonos que el clima del planeta cambió de una manera acelerada y que nos enfrenta a un planeta que la humanidad no conoce cómo funcionará con esa aceleración termodinámica. Y en las últimas semanas las noticias se llenan de barbarie.

Las luces y sombras siempre han estado presentes en la historia de la humanidad, desafiando el ingenio, activando el cuidado, reforzando la compasión, la solidaridad, la cooperación. Quisiéramos que fueran más evidentes tal vez, que cambiara el mundo de una vez por todas, pero esos valores han permitido, a lo largo de la historia, que la humanidad haya pasado diversas etapas difíciles, dolorosas, desoladoras, y las haya superado logrando con ello el avance en conocimientos, mecanismos de gobernanza y el reconocimiento de derechos; y seguramente ante las incertidumbres del futuro esos valores nos permitirán seguir aprendiendo y haciendo ajustes para mejorar. Llevamos toda la historia de la humanidad haciéndolo.

Esa para mi es una de las fuentes de esperanza fundamentales, la tarea es entonces fortalecer el valor del cuidado, de la compasión, de la cooperación, de la construcción conjunta. ¿Cómo hacerlo? es tal vez una de las preguntas más profundas en estos tiempos donde la agresión, la negación del otro, las múltiples manifestaciones de la violencia nos invaden y entran en conflicto con esa aspiración de un mundo mejor.

Somos luces y sombras en un planeta que es casi un milagro, es el único en el que hasta el día de hoy conocemos que alberga vida, muchas y diversas manifestaciones de la vida, ¿cuánto valor le damos a la vida?

Vivimos en un país tropical con una de las mayores complejidades en relieve y como consecuencia, con la mayor diversidad en la manera que el clima se expresa, con una de las mayores diversidades de formas en las que el agua puede expresarse y moldear el territorio; eso nos confiere la gran riqueza de ser el segundo país con mayor biodiversidad por superficie del planeta y un país en donde esa diversidad biológica está en comunión con la gran diversidad étnica y cultural. ¿Pero eso qué significa en la cultura y los valores de los colombianos? Para la gran mayoría, probablemente son solo unos datos anecdóticos para almacenar al lado de efemérides y otras cifras curiosas.

Los colombianos habitamos un territorio que nos ha costado mucho reconocer, aún casi que seguimos negando algunos de ellos, las llamadas fronteras productivas limitan la posibilidad de reconocer el valor de territorios cultural y biológicamente muy diversos, y hemos sepultado humedales y deforestado bosques para adecuar tierras o urbanizarlas. Tal vez porque culturalmente mantenemos una aspiración insistente y heredada por la nostalgia de los conquistadores, que quisieron domesticar y moldear un territorio, para aproximarlo a lo que añoraban y no es. Tal vez ese sea uno de los problemas de identidad más fuertes que tenemos y que está en las raíces de nuestra profunda brecha de inequidad, entre el país de montañas y tierras frías; y el país de tierras bajas, húmedas y calientes.

Para muchos de ustedes probablemente esa diversidad biocultural representó la inspiración por la que estudiaron y para otros de ustedes comprender los fenómenos desde la ciencia es una motivación para fortalecer la compresión de la historia y la posibilidad de contar narrativas más profundas de nuestra realidad.

En esta necesidad de auto reconocimiento, ustedes son sin duda una gran fuente de esperanza para enfrentar la incertidumbre de esta época y fortalecer los que somos. Ustedes hacen parte de una generación que ha crecido en medio de profundos cambios culturales, han experimentado la saturación de la información y la necesidad de nuevas formas de relacionarse, son una generación consciente de los caminos que ya no quieren transitar, de la fragilidad de la salud mental, del poder del amor. Enfrentaron el miedo a la pandemia y alzan la voz ante la crisis climática, todos los días están asombrándonos con su sensibilidad y capacidad de respuesta, de poner límites ante injusticias, pero también de ser libres, de innovar, de salir a las calles, de ser solidarios, de expresarse de maneras diferentes. Ustedes, ahora científicos, son luces nuevas en medio de las tormentas.

Necesitamos que ustedes continúen fortaleciendo los valores humanistas, que nunca pierdan la capacidad de sorprenderse. Es más, los necesitamos sorprendiéndose, aprendiendo, investigando, explorando y que nos cuenten sobre las millones de maravillas de nuestra biodiversidad y sus posibilidades para ofrecer bienestar, que nos ayuden a reconstruir la profunda y diversa historia socioecológica de nuestro país, que nos muestren la gran riqueza de conocimientos ecológicos de nuestras comunidades locales y pueblos indígenas, que nos ayuden a narrarla desde diversas ópticas, porque en esa diversidad, existen muchas más fuentes de esperanza para enfrentar la incertidumbre del clima y de la crisis de biodiversidad por la que hoy atravesamos.

 

Grados de Posgrados de la Facultad de Ciencias, 2023-2. 

 

Tal vez en la medida que podamos avanzar en reconocernos diversos, ricamente diversos, complementariamente diversos, podamos entender mejor que la inequidad, el abandono, las brechas sociales y la violencia, son el resultado de haber querido construir un país homogéneo y controlado, en medio de la diversidad.

En la segunda mitad del siglo XX, inició en el mundo la gran aceleración impulsada por los combustibles fósiles y aceleró el logro de libertades, la hegemonía del mercado, la hiperconexión física y de información en un mundo globalizado. Rompimos los ritmos termodinámicos del planeta y la tasa de producción superó por mucho la tasa de reincorporación de los materiales, por las vías biológicamente disponibles. La competitividad, la hegemonía del individuo, se volvieron mensajes prioritarios y deseables frente a la invisibilización de la cooperación, lo colectivo, de dinámicas más orgánicas.

Las evidencias que hoy tenemos de la crisis global ambiental y del riesgo que hemos generado, nos exigenritmos más responsables de producción y, de nuevo, valores más humanistas. La ética profesional, pero sobre todo la ética del cuidado, nos debe llamar a todos a contribuir con nuestros argumentos, a alzar la voz de manera preventiva y propositiva ante los riesgos que estamos enfrentando como humanidad, sobre todo frente a los que se han quedado siempre atrás, los pueblos indígenas y afrodescendientes, los campesinos, las mujeres de cada uno de estos grupos. Eso requiere trabajo conjunto, la suma de argumentos, tejerlos para construir enfoques transdiciplinares, comunicarlos más y mejor, con pasión, convicción y creatividad.

Las esperanzas están, muchas personas hoy lo están haciendo, ustedes seguramente se sumarán y entre todos tejeremos esta red construida con los mejores valores y argumentos de la humanidad, que nos llevará a enfrentar juntos, otra etapa de la historia.

No pierdan la esperanza, trabajen unidos y con pasión, amen en el sentido más amplio de la palabra, sonrían, gocen y agradezcan a la vida, a sus redes de apoyos y afectos. Yo les agradezco mucho por permitirme acompañarlos en un día tan importante.

Muchas felicitaciones y muchas gracias.

 

Sandra P. Vilardy Q.

Bogotá, 24 de octubre de 2023

 

 

Los Nobel explicados

La semana pasada fueron anunciados los ganadores de los Nobel de Medicina, Física y Química. Para esta ocasión, desde la revista Hipótesis, hablamos con investigadores e investigadoras destacados en cada área. Preparamos este artículo especialmente para aquellas personas curiosas, que desean entender mejor en qué consisten las investigaciones de los ganadores y ganadoras del premio.

 

Leopardus tigrinus: el misterioso y vulnerable felino andino

Laura Forero – Revista hipÓtesis.

 

 

El Leopardus tigrinus tiene diferentes nombres: tigrillo andino, tigrillo lanudo, tigrillo lanudo de alta montaña, gato de monte... De reojo no parece ser lejano a los gatos domésticos, salvo por algunas ligeras variaciones. Es pequeño (puede pesar entre 2 y 3kg), tiene unos ojos enormes y expresivos, nariz cuadrada y rosada, orejas grandes y redondas, patas acolcahadas que lo hacen especialmente sigiloso y un pelaje brillante y manchado. Pareciera ser lo suficientemente carismático en apariencia para convertirse en una "epecie bandera" (flagship species). 

En conservación, una especie bandera es una especie en peligro –usualmente animales vertebrados grandes –que resulta lo suficientemente carismática para ser "símbolos y puntos de encuentro para estimular la conciencia de conservación y la acción" en el público (Heywood en Murcia et al. 3). El panda gigante, el oso de anteojos y el frailejón son algunos ejemplos que se utilizan en campañas de marketing vinculadas a la promoción de conservación de ecosistemas. Las especies escogidas suelen tener un gran "valor espiritual, estético o cultural" (Zaharias y Roff en Qian et al.). 

Lamentablemente, en el caso del Leopardus tigrinus, ser un gatito carismático no ha sido suficiente. Hoy en día este félido enfrenta varias amenazas que, hasta ahora, se están comenzando a reconocer y describir, pues no había sido muy estudiado. Una investigación reciente (en la cual participó el investigador y magister en Ciencias Biológicas Juan Camilo Cepeda-Duque) se centró en recolectar más información sobre los patrones de ocupación de hábitat de una subespecie de tigrillo, Leopardus tigrinus pardinoides, con el fin de implementar planes de conservación para esta y otras especies (Cepeda-Duque et al. 1). 

 

Leopardus tigrinus pardinoides. Cortesía de Juan Camilo Cepeda-Duque.

 

 

La urgencia de conservar 

Del Leopardus tigrinus sabemos que vive en laderas, colinas y bosques de alta montaña en las tres coordilleras y el macizo colombiano. Parece evitar los valles interandinos y de enclaves secos por sus paisajes abiertos y con escasa vegetación para camuflarse. También hay evidencia para pensar que existen poblaciones aisladas en cadenas montañosas como la Sierra Nevada y la Serranía de San Lucas, pero nada definitivo. A pesar de que no hay trabajos muy concretos sobre su alimentación, se especula que se alimenta de aves y mamíferos pequeños. Cuando se habla de este animal las certezas no son abundantes.  

"Lastimosamente, [el tigrillo] no tiene el foco que tienen otras especies grandes y carismáticas con un valor cultural para la sociedad, como los pandas o los jaguares. Pero ha venido reivindicándose, últimamente, en la comunidad de la conservación. Cada vez va ganando más importancia y la seguirá ganando con los trabajos que se están adelantando sobre su estado taxonómico, su historia evolutiva y su vulnerabilidad ante el cambio climático, cambios en el suelo, entre otras cosas", dice Cepeda-Duque.  

A pesar de los vacíos en información sobre el tigrillo, Cepeda-Duque decidió orientar la investigación hacia su conservación. Es usual pensar que, antes de empezar esfuerzos de conservación, es imprescindible tener toda la información posible sobre una especie o ecosistema. Pero el investigador piensa distinto: "Basta con saber que un animal está en un lugar para hacer acciones de conservación… Y hay que hacerlas de inmediato, porque las especies no van a esperar a que nos acepten un paper [publicación científica] para extinguirse. Hay que actuar y, si es necesario, dejar el escritorio, el computador y los datos. Ir a campo, ir a una escuela a hablar con niños, explicarles que hay un gatico manchado pequeño cerca de su escuela, que vive con ellos…". 

Pero ¿cómo se comienzan a proponer planes de acción para conservar un animal del que no se sabe mucho? Lo primero es enfocarse en una variable llamada ocupación. El estudio de la ocupación permite identificar qué elementos de un hábitat, del mundo externo a este e intrínsecos a una especie condicionan su presencia en un lugar. En otras palabras: permite identificar qué cosas son necesarias para que el tigrillo habite una zona particular.  

Hace poco, mientras Cepeda-Duque desarrollaba su investigación, algunas publicaciones científicas empezaron a sugerir la importancia de incluir factores ambientales en el estudio de la ocupación del tigrillo. Estos factores, se dice, pueden estar vinculados a la topografía del paisaje (como el gradiente de elevación) y/o a la topografía a escala local (como las pendientes que puede haber en una zona muy puntual). Esta información le ayudó a pensar en lugares donde podría encontrarse el tigrillo: bosques amplios, con abundante vegetación, paisajes verticales…  

El estudio se enfocó, además, en evaluar otros factores que podrían favorecer la presencia del tigrillo: los factores bióticos, es decir, los organismos que interactúan entre sí e influencian un ecosistema. El estudio consideró tres factores bióticos cuya presencia y detectabilidad en un hábitat podían condicionar al tigrillo: potenciales presas (mamíferos pequeños, como ratones), competidores (otros mesocarnívoros del tamaño del tigrillo, como las tayras) y asesinos intragremio (depredadores más grandes que el tigrillo, que pueden cazarlo con el fin de eliminar competencia, o por otros motivos). 

La investigación se valió de cámaras trampas instaladas en tres áreas de bosques protegidos en la Cuenca media del Cauca: la reserva privada Mesenia Paramillo, administrada y dirigida por la fundación Bioconservacyel extremo sur del Distrito de Manejo Integrado Cuchilla de San Juan y el Distrito de Conservación de Suelos Campoalegre. En total, se recopiló información de 58 cámaras trampa que obtuvieron 129 registros del tigrillo.

 

 Registros de cámaras trampa. Cortesía de Juan Camilo Cepeda-Duque.

 

 

Ocupación del tigrillo andino 

A partir de la información obtenida en el estudio se pudo determinar que la presencia del Leopardus tigrinus pardinoides está asociada a bosques con hojarascas profundas, de elevaciones intermedias (entre los 2,000 y 3,000 msnm), lejos de centros poblados y con presencia de potenciales presas (mamíferos pequeños) y competidores (tayras). De igual forma, se reportó que la presencia de asesinos intragremio no parece repeler al tigrillo, aunque se necesita más información al respecto.  

El tigrillo estaba presente, en las zonas estudiadas, en entornos con abundante hojarasca porque allí habitan los pequeños mamíferos que depreda. Sabiendo esto, es posible sugerir acciones para conservar el hábitat del animal. Un ejemplo es informando a personas y entidades encargadas de manipular los bosques sobre la importancia de preservar la profundidad de la hojarasca para promover la presencia del tigrillo. 

De igual forma, ahora que se sabe que es una especie cuya presencia depende de la elevación, es posible predecir que el calentamiento global podrá afectar sus poblaciones. Debido al aumento en temperaturas, se proyecta que los bosques de niebla aumenten su elevación. Entre más suban estos bosques, más se reducirán las áreas disponibles para el hábitat del tigrillo. Esto puede devenir en fragmentación de poblaciones, pérdida del flujo genético, entre otras complicaciones que podrían conducir al felino hacia una posible extinción. 

Pero el tigrillo no siempre se encuentra en entornos que cumplen con todas las características ecológicas que describió Cepeda-Duque en su estudio. A veces se encuentran en zonas urbanas o cerca a estas. Pero que haya poblaciones en estos espacios no significa que, necesariamente, vayan a prosperar, pues allí se enfrentan a varias amenazas antropogénicas. Las más comunes son la cacería, el atropellamiento en vías, la pérdida y fragmentación de hábitat por ganadería, desarrollo urbano, infraestructura vial, y la presencia de perros, los cuales no sólo cazan tigrillos, sino que también pueden transmitirles enfermedades. Las zonas boscosas protegidas parecen amortiguar el efecto de estas amenazas sobre las poblaciones de tigrillos, de ahí su importancia. 

 

 Hábitat del tigrillo andino. Cortesía de Juan Camilo Cepeda-Duque.

 

 

Investigar en Colombia 

Así como el carisma no le es suficiente al tigrillo, el entusiasmo por conocer y preservar no es suficiente para los investigadores, pues realizar estudios como este, en Colombia, no es sencillo. Los recursos y apoyos estatales suelen ser muy limitados, por eso es más común valerse de financiación ofrecida por fundaciones y otras organizaciones privadas internacionales. En el caso de Cepeda-Duque, su principal apoyo fue la fundación Bioconservacy, del sur de Antioquia, y la Tiger Cats Conservation Initiative, las cuales brindaron financiación y apoyo en la instalación y uso de cámaras trampa para estudiar el tigrillo. Mientras desarrollaba la investigación, también recibió una beca de la Mohamed bin Zayed Species Conservation Fund, interesada en la protección de especies y ecosistemas amenazados. El estudio también fue apoyado por la Small Wild Cat Conservation Foundation, el Wild Cats Americas Conservation Program y la Universidad de los Andes, a través de la convocatoria "Proyectos Semilla". 

El Proyecto de Conservación del Tigrillo Andino – Andean Tiger Cat Conservation Project, conformado por veterinarios, estudiantes de biología y artistas, fue un colectivo que nació de este estudio e iniciativa con el fin de desarrollar acciones de conservación y monitoreo del tigrillo. 

"Lo que nosotros hacemos es contribuir, también, desde la forma que podemos, con los recursos que podemos, y desde la forma más robusta posible", dice Cepeda-Duque. El investigador recalca que el camino de la investigación en Colombia es arduo, aunque da resultados provechosos. Sin embargo, hoy se espera que, en el futuro, se pueda contar con más apoyo de entidades estatales en investigaciones como esta. 

 

Artistas y equipo del Andean Tiger Cat Conservation en Apía, Risaralda.  Atrás, un mural que realizaron como iniciativa de sensibilización en la escuela del Alto de la Línea. Cortesía de Juan Camilo Cepeda-Duque.

 

 

Felinos en Colombia 

El Leopardus tigrinus es, apenas, uno de los varios felinos nativos del territorio colombiano. El margay, el ocelote, el jaguarundi son gatos pequeños que también enfrentan varias amenazas antropogénicas y ambientales. Su investigación y conservación son urgentes para poder preservar sus poblaciones. A continuación, presentamos otros felinos que habitan Colombia.

 

 

 

Obras citadas  

Cepeda Duque, Juan. Determinantes ecológicos de la ocupación del tigrillo andino (Leopardus tigrinus pardinoides) en bosques de niebla de la cuenca media del Río Cauca, Colombia. Universidad de los Andes. 2022 [Fecha consulta: 30 de Agosto 2023]. 

Cepeda-Duque, Juan Camilo, et al. “Assessing Microhabitat, Landscape Features and Intraguild Relationships in the Occupancy of the Enigmatic and Threatened Andean Tiger Cat (Leopardus Tigrinus Pardinoides) in the Cloud Forests of Northwestern Colombia.” PLOS ONE, vol. 18, no. 7, 2023, doi:10.1371/journal.pone.0288247. 

Murcia, Gloria Andrea, et al. "ANGIOSPERM FLAG SPECIES FOR MANGROVE CONSERVATION IN San AndrÉs Island (Colombia) ARE HIGHLY VULNERABLE AND Locally Rare." Caldasia 38.1 (2016): 1,n/a. ProQuest. Web. 25 Aug. 2023.  

Qian, Jie et al. “Selecting flagship species to solve a biodiversity conservation conundrum.” Plant diversity vol. 42,6 488-491. 29 Jan. 2021, doi:10.1016/j.pld.2021.01.004 

 

 

El poder del fuego: la historia de la energía

Discurso por Juan Carlos Sanabria, profesor del Departamento de Física de la Universidad de los Andes, a propósito del lanzamiento de su libro El Poder del Fuego (2023).

 

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