Academia Colombiana de Ciencias reconoce a joven matemática

En días pasados, Carolina Benedetti, profesora del Departamento de Matemáticas de la Universidad de los Andes, recibió el premio Amigos de la Academia al Joven Científico Colombiano, que entrega la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. El galardón es un reconocimiento al trabajo de Benedetti, quien no solo se ha dedicado a la investigación, sino que se ha esforzado por hacer de las matemáticas una disciplina entretenida entre los públicos más jóvenes.

Benedetti, quien hizo su pregrado en la Universidad Nacional de Colombia, la maestría en la Universidad de los Andes y el doctorado en la Universidad de York, en Toronto (Canadá), es promotora del programa 'Círculos Matemáticos', una iniciativa que ha beneficiado a alrededor de mil niños y jóvenes de varias ciudades, con actividades matemáticas divertidas y rigurosas.

Profesora asistente de la Universidad de los Andes desde 2017, Benedetti investiga en el área de la combinatoria, que consiste en el estudio de objetos discretos, en conjunción con el álgebra. “Esto quiere decir que si tengo un conjunto de objetos quiero ver qué tipo de estructura tienen. De esta manera podemos encontrar sus, creando puentes con otras áreas del conocimiento, como la física”, explica Benedetti, bogotana de 38 años.

De acuerdo con la científica, una de las ventajas de la combinatoria es que se puede transmitir de manera divertida entre los públicos jóvenes. “Una de las cosas que siempre he querido hacer es contribuir desde mi quehacer a la sociedad, y una manera que he encontrado es a partir de 'Círculos Matemáticos Colombia'”, asegura Benedetti sobre el programa, que está vinculado con varias universidades en Bogotá, Cali, Ibagué y Tunja.

“Lo que queremos —continúa— es hacer que niños de colegio, de los grados noveno a once, sientan curiosidad por las matemáticas. Una manera de hacerlo es a partir de actividades divertidas, pero que tengan profundidad, sin importar que necesariamente quieran dedicarse a las matemáticas en la universidad”.

Matemática sin proponérselo

En la actualidad, Benedetti pasa la mayor parte de su tiempo en su oficina, trabajando con sus estudiantes y con otros investigadores. Aunque en su investigación el computador es de gran utilidad, a la hora de hacer cálculos (como el volumen de los politopos mostrados), reconoce que puede hacer matemáticas en cualquier lugar, porque lo único que necesita es un cuaderno y un lápiz.

En su grupo estudian objetos de distintas índoles, como hexágonos y cubos, en distintas dimensiones. El objetivo es comprender las cualidades de dichos objetos, de tal manera que encuentren potenciales aplicaciones en otras ramas de la matemática, u otras ciencias como la física.

“Lo chévere de las ciencias puras es que uno las hace con la esperanza de que sean útiles para otros, chévere si uno mismo logra darles utilidad directa, pero, si no, es probable que lo que estás edificando sea un cimiento para alguna construcción que eventualmente se va a levantar”, dice, emocionada, Benedetti.

Pero Benedetti no siempre sintió las matemáticas de la misma manera. Pese a que sus papas no tuvieron la oportunidad de ir a la universidad, siempre tuvieron claro que Carolina y sus tres hermanos, tenían que hacerlo.

Carolina no tenía ningún estereotipo de la carrera de matemáticas, no sabía cómo era ni qué esperar. Pero fue su hermano Adolfo, ingeniero de sistemas en la Universidad Distrital, quien le dijo que debía presentarse a matemáticas. Ella tenía 15 años, y no lo pensó mucho.

En el colegio me iba bien en matemáticas, pero eso no es indicativo de nada. Al comienzo es un choque duro. Y lo veo en los chicos de 'Círculos Matemáticos', que por muchas razones en los colegios no se aprende, y con matemáticas eso es particularmente cierto. Lo que uno cree que son las matemáticas, y lo que lo lleva a uno a desinteresarse, no tiene nada que ver con el quehacer matemático. Esto hizo desafiante mi proceso al comienzo, fue algo tortuoso, pero con mucho trabajo lo superé”, cuenta.

Ahora, para Benedetti, “las matemáticas están más cercana del arte que cualquier cosa”. “Pasa algo muy similar a cuando uno va a un museo y se pregunta por las maravillas de las obras que hay ahí. En las matemáticas pasa mucho eso, que uno se hace muchas preguntas y busca experimentar. A mí me llena pensar en problemas de investigación, que no sé adónde me van a llevar, pero, una vez uno empieza a ver que las cosas funcionan, es una sensación adictiva de plenitud. Las matemáticas puras son mucho de creación y cero de memorización”, afirma.

La importancia de las redes de apoyo

Al ser preguntada sobre si durante su carrera se ha sentido excluida por ser mujer, la profesora Benedetti responde que, aunque se ha encontrado con entornos machistas durante su carrera, también ha dado con buenos amigos, que se convirtieron en esa red que la ayudó a continuar.

“Por varias razones, las mujeres han sido marginadas, y el machismo es una de las principales. A pesar de que eso lo he experimentado, también he encontrado mucho apoyo de colegas, que incentivan la creación de comunidad, y para una mujer matemática eso es importante, porque sentirse aislada es la norma. Por lo tanto, sentir que se tiene una red de apoyo hace que uno se pueda enfocar en su trabajo y no tener que preocuparse por estos factores externos”, reconoce.

No obstante este tipo de situaciones, Benedetti considera que las cosas están cambiando, y que seguirán haciéndolo en la medida en que se hable de estos temas: “Al principio va a haber resistencia, pero es necesario dar las discusiones.  Algo que también tenemos a favor es que las estudiantes de ahora son más aguerridas que en mi época”, añade.

En este sentido, la docente envía un mensaje para todas las niñas que están contemplando emprender una carrera en las matemáticas. “Mi llamado es a que, si la decisión es no hacerlo, que sea propia, y no por sentirse fuera de lugar. Yo creo que uno de los conceptos erróneos es que las matemáticas les pertenecen solamente a ciertos grupos. Durante mucho yo tiempo pensé que no pertenecía, porque me gusta parrandear y hacer otras cosas que no encajan dentro del estereotipo del matemático. Y para mí una de las cosas enriquecedoras de las matemáticas es poder trabajar en equipo”

“No hay que dejarse llevar por esos preconceptos, y si se toma la decisión de irse por las matemáticas, sepan que no están solas, que hay redes de apoyo. En la medida en que uno sienta que pertenece a un espacio va a poder desenvolverse mejor”, apunta Benedetti.

 Revista hipÓtesis

New Space: Una nueva sociedad conectada desde el espacio con la mirada en la Tierra

María Fernanda González Gutiérrez*

Santiago Vargas Domínguez**

 Del sueño de volar a la conquista del espacio

Hay algo que nos afecta por igual a todos los habitantes del planeta Tierra, y que lo ha hecho por miles y miles de años. Se trata de una fuerza que, además de ser la responsable de la forma casi esférica de nuestro planeta - y de todos los demás planetas y estrellas - nos permite patear un balón y esperar que caiga nuevamente al suelo para marcar un gol, o darnos una buena ducha y disfrutar del agua que cae sobre nuestro cuerpo después de terminar ese partido de fútbol que acabamos de jugar.

La gravedad es una de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza y, aunque la necesitemos para la gran mayoría de actividades en nuestro día a día, ha representado un gran inconveniente a la hora de aventurarnos a volar. Ese sueño de volar cada vez más alto nos acompaña desde tiempos inmemoriales. Un antiguo mito griego cuenta la historia de Dédalo y su hijo Ícaro, que tras ser encarcelados se dan a la tarea de construir unas alas que se pegan con cera. A pesar de que Ícaro se acerca mucho al Sol, lo cual derrite la cera y hace que se precipite al mar, este relato se convierte en la primera mención de un mortal volador.

Alzar vuelo como un pájaro por primera vez solo fue posible con ayuda de globos, siendo 1783 el año en que los cielos franceses fueron testigos de la hazaña, en un globo de aire caliente construido por los hermanos Montgolfier. Pasaría más de un siglo para que otros hermanos, esta vez los Wright, se convirtieran en pioneros de la aviación al realizar su famoso vuelo a motor el 17 de diciembre de 1903 que, aunque corto, abría la puerta al siglo que nos puso más cerca de las estrellas.

Sin embargo, para superar las restricciones que nos impone la gravedad y lograr escapar del planeta, un avión no era suficiente; se necesitaban sistemas de propulsión mucho más potentes. Los cohetes, cuyos predecesores eran misiles, serían capaces de superar la velocidad necesaria para ese desafiante escape. Un objeto a 40.000 km/h es capaz de escapar de la acción gravitacional de la Tierra, aunque para quedar en órbita - a unos 300 km de altura sobre la superficie del planeta, el valor se reduce a 28.000 km/h.

La anhelada conquista del espacio, que representaba poner el primer objeto construido por el ser humano en el espacio exterior, se consiguió con la puesta en órbita de una bola metálica de 80 centímetros de diámetro, el primer satélite artificial. El Sputnik, lanzado el 4 de octubre de 1957, abrió el camino a la carrera espacial, con una secuencia de hitos impresionantes en la década de los 60, liderados por la antigua Unión Soviética y los Estados Unidos como las dos naciones que mostraban al mundo todo su poderío.

La democratización del espacio

Tras más de medio siglo desde que se dieron los primeros pasos en la exploración espacial, se lograron hazañas que antes parecían restringidas a la ciencia ficción, en la actualidad las ciencias del espacio siguen teniendo nuevos intereses, desafíos cada vez mayores, y nuevos actores. Desde hace varias décadas las agencias espaciales de todo el mundo han estado realizando esfuerzos para lanzar satélites y crear plataformas que nos permitan estudiar y monitorear nuestro planeta. Cualquier persona en el mundo puede acceder a esta información de manera prácticamente gratuita, basta con tener algunos conocimientos mínimos. Por otra parte, el coste de lanzamiento de los satélites se reduce cada vez más, lo que permite que empresas privadas puedan lanzar constelaciones enteras de satélites para acceso a internet y de observación de la Tierra, entre otros. 

Aunque las empresas privadas son los nuevos actores en el contexto del uso del espacio, en realidad la participación de compañías de capital privado no es nueva. En plena carrera espacial en la década de los 50 y 60, un sinnúmero de contratistas fueron también artífices de los éxitos liderados por gobiernos, en lo que muchos han denominado “Old Space”, con la NASA como centro neurálgico. El New Space, sin embargo, implica un cambio respecto a la forma como las empresas se involucran, estableciéndose ahora como protagonistas con aportes determinantes en competitividad, la cual es reflejada en el desarrollo de tecnologías de bajo costo.

La nueva economía basada en sistemas y aplicaciones espaciales tiene su principal motor en la popularización de los pequeños satélites, los llamados nanosatélites o CubeSats, que han reducido los costos significativamente, de varios cientos de millones de dólares que cuesta un satélite convencional, a solo unas pocas decenas de miles de dólares. A la fecha se han lanzado más de mil CubeSats, aunque debido a su vida útil de unos pocos años, cientos de ellos ya se han quemado en la atmósfera luego de concluir su vida útil. Estos pequeños satélites, que nacieron como proyectos académicos y estudiantiles hace tan solo un par de décadas, representan el punto de inflexión para la democratización del espacio que vivimos en la actualidad, haciéndolo accesible a países e inversión privada con capital menor. Democratizar, en este contexto significa ofrecer a todos los países del mundo las mismas capacidades tecnológicas para la solución de los problemas, con independencia de su desarrollo económico o social.

Mirando al espacio para crear nuevas oportunidades en la Tierra

Con la democratización de las tecnologías del New Space, surgen nuevas oportunidades para solucionar problemas hasta el momento inabordables, entre los que se destacan los relacionados con la conectividad a internet en lugares remotos, la observación y monitorización continua de bosques, de campos agrícolas y de cuerpos de agua para mantener su estado apropiado para la interacción con el hombre y los animales. Esta diversidad de oportunidades para la solución de problemas genera a su vez empresas y creación de nuevos puestos de trabajo que requieren capacidades y aprendizajes específicos, con implicaciones que llegan hasta la base del sistema educativo para asegurar la formación de profesionales capacitados en las habilidades que ahora se requieren.

Las innovaciones tecnológicas y los nuevos modelos de negocio son responsables de un crecimiento global sin precedentes de la economía espacial en la última década, que duplica el crecimiento medio anual de la economía mundial. Los negocios tradicionales se alimentan también del acceso más rápido y barato a los datos: entre los que se destacan el sector automotriz, turismo, sector energético y telecomunicaciones, que encuentran nuevas formas de rentabilizar y mejorar sus servicios. Actualmente más del 10% del PIB de la Unión Europea tiene origen en servicios relacionados con el espacio.

Mientras que hace tan solo 5 años la mitad de los CubeSats lanzados cumplían misiones civiles y militares, y la otra mitad se destinaba a funciones comerciales, se pronostica que este año un 75% de las operaciones de estos dispositivos en órbita estarán asociadas al denominado “Space Business” . El espacio será el soporte de la actividad industrial del futuro, y la llamada Industria 4.0, que logrará permear prácticamente todos los sectores, es pieza fundamental para la transformación social y económica; una economía digital con nuevas formas de consumo y producción, en donde la conectividad y los datos serán son ingredientes esenciales.

En el extremo de las oportunidades que se vislumbran para el New Space para futuras generaciones, se encuentra el establecimiento de bases permanentes y sostenibles a la Luna y en Marte, y el desarrollo de la minería espacial, con implicaciones directas en un sinnúmero de áreas del conocimiento, y del 'Space Business'.

Afrontando el cambio climático con tecnología espacial

Como consecuencia del cambio climático y del crecimiento demográfico, la disponibilidad de agua ha venido disminuyendo considerablemente durante las últimas dos décadas. Desde sequías extremas hasta inundaciones severas, según el Banco Mundial, Colombia ya está presentando síntomas de inseguridad hídrica en todo su territorio, que reflejan sus problemas de accesibilidad y contaminación del agua. Estudios del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), muestran que 391 municipios ya están expuestos a la inseguridad hídrica, el riesgo de escasez de agua, y la tendencia para los próximos años prevé que muchos otros también correrán la misma suerte.

El cambio climático se está viendo reflejado en un aumento en las anomalías pluviales, y se estima que el promedio de temperatura podría experimentar incrementos de hasta 2,14 °C para finales del presente siglo. Las consecuencias pueden implicar más inundaciones y sequías, sumado a una mayor intensidad y frecuencia en los fenómenos de El Niño y La Niña. Igualmente se esperaría una pérdida mucho más rápida de glaciares, que en el último medio siglo ya ha alcanzado valores alrededor del 60%.

Adicionalmente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, adoptados por Colombia desde 2015, establecen un compromiso con los ciudadanos para garantizar el acceso a agua de calidad. No obstante, pese a los esfuerzos iniciales, existen importantes retos para asegurar el pleno acceso a agua de calidad y saneamiento en los territorios del país, así como desafíos ambientales referentes a la contaminación del recurso hídrico a nivel nacional.

Las nuevas tecnologías se presentan como herramientas para mitigar y solucionar los problemas del cambio climático.  Los avances en tecnología satelital, las capacidades actuales de procesamiento de información, las modernas infraestructuras y tecnologías para el manejo de ingentes cantidades datos (Big Data) permiten construir plataformas cada vez más eficientes y robustas para aportar soluciones a problemas del mundo físico, tales como la monitorización de las sequías, el control de la contaminación y la gestión de desastres naturales. Usando estas capacidades ahora también mediante técnicas de Machine Learning, es posible predecir, por ejemplo, lo que sucederá con el agua para tomar acciones inmediatas de mitigación.

Como muestra de lo anterior, se puede generar una plataforma de bajo coste que permita la monitorización del agua puede ser utilizada por cualquier entidad que la necesite. Lo cual es particularmente útil en países en vía de desarrollo donde más de 800.000 personas al año pierden la vida debido a la inseguridad hídrica. 

Las nuevas iniciativas del sector New Space están empezando a transformar imágenes satelitales provenientes de múltiples constelaciones satelitales en información de alto valor predictivo para la monitorización de la contaminación y residuos plásticos en los cuerpos de agua, la altura de los océanos y las aguas continentales, las nubes y las precipitaciones, el dióxido de carbono, incendios forestales y deforestación, entre otros efectos y cambios globales y locales que está experimentando el planeta. Los objetivos principales se centran en la búsqueda de patrones relevantes para cuantificar los cambios en las condiciones de diversos ambientes en nuestro planeta, que son acelerados por la acción de los seres humanos, y poder establecer medidas cuya implementación también pueda ser monitoreada.

En conclusión, el cambio climático es un desafío global que requiere acción inmediata, y esto es algo que han resaltado los administradores de las principales agencias espaciales. La intención de las agencias gubernamentales involucradas en la exploración espacial es también colaborar para darle continuidad a las observaciones de la Tierra que puedan permitir avanzar en la comprensión del cambio climático. Para ello se deberá establecer una política que promueva el intercambio abierto de datos e información entre la comunidad científica y para el público general. “Sin duda, el espacio es el mejor punto de observación para medir y monitorear el cambio climático, pero el unir fuerzas también es clave para abordar este problema global” afirmaba el director general de la Agencia Espacial Europea recientemente.

El New Space, representa una grandiosa oportunidad para que todos los actores involucrados, entre los que se cuentan gobiernos, empresas y la academia, se conviertan en un eje fundamental en la creación de una nueva industria que puede traernos a corto plazo notables beneficios sociales y económicos, pero también las respuestas para los desafíos impuestos por el cambio climático. El ecosistema espacial está generando toda una revolución con el lanzamiento de constelaciones de nanosatélites, sin olvidarnos del entorno productivo que incluye estaciones de seguimientos satelital y software de control, múltiples subsistemas especializados, desarrollo de materiales, cohetes y muchos otros mecanismos y procesos, sumado a todos los avances en la algoritmia para la analítica de datos.

Estos escenarios permitirán a las nuevas generaciones de ciudadanos de todos los lugares del mundo, implicarse en proyectos emocionantes y ambiciosos que repercutirán directamente en el desarrollo de sus países de diversas formas, muchas de las cuales aún hoy son difíciles de imaginar. A nivel global, el New Space será imprescindible para afrontar los retos que nos afectan como humanidad, entre los que el cambio climático ocupa ahora un lugar preponderante. Los nuevos retos también deberán tener en cuenta los posibles inconvenientes relacionados por ejemplo con el factor ético en el tratamiento de datos y seguridad, y la vulnerabilidad a la cual nos enfrentamos ante una sociedad cada vez más dependiente de la tecnología, que nos expone a eventos asociados al clima espacial.

* Ph.D en Física Cuántica 

Chief Executive Officer Fregata Space

**Ph.D en Astrofísica

Profesor Asociado Observatorio Astronómico Nacional Universidad Nacional de Colombia 

Bibliografía

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- Vicente Cabañas N. La cuenta atrás, de la carrera espacial al turismo cósmico. Viceconsejería de Cultura y Deportes; 2009

- Helvajian, H, Janson, S. Small Satellites: Past, Present, and El Segundo, Calif.: Aerospace Press; 2008

- Kulu E. Nanosatellite & cubesat database| missions, constellations, companies, technologies and more. Retrieved September 2020; 25,

- Potes M, Rodrigues G, Penha A, Novais M, Costa J., Salgado R, Morais M. Use of Sentinel 2–MSI for water quality monitoring at Alqueva reservoir, Portugal. Proceedings of the International Association of Hydrological Sciences 2018; 380: 73-79.

- OECD, The Space Economy at a Glance 2007, OECD Publishing 2007

- De Groot N, Borja-Vega C, Juarez Lucas A, Serrano A., Luzi L, Luengas P., ... Mendoza Alvarez C. Colombia: Turning the Tide: Water Security for Recovery and Sustainable Growth-Policy Brief; The World Bank 2020

- Maestu J, Matthews J, Mendoza, G, Young K, Rose J. Agua y desarrollo sostenible. WC Engineers, Water Monographies 2015; 4-11.

9. Naciones Unidas. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible Una oportunidad para América Latina y el Caribe. Publicación de las Naciones Unidas,

 

 

Cambio climático y especies invasoras, entre las principales amenazas al río Magdalena

Revista hipÓtesis

El río Magdalena, la principal arteria fluvial de Colombia, está siendo afectado por los impactos combinados del cambio climático, el represamiento de sus cauces, la invasión de especies exóticas, la deforestación de la cuenca y la contaminación del agua.

La anterior es una de las principales conclusiones de un estudio publicado recientemente en la revista Limnology and Oceanography Letters, que consistió en una síntesis de datos propios y otros que ya habían sido publicados sobre el estado de salud ecológica del río Magdalena. Esta información resulta crucial en momentos en los que el país contempla diferentes proyectos de infraestructura para recuperar la navegabilidad de este río, vital para el desarrollo económico de Colombia.

La investigación, titulada ‘Causas y consecuencias de la reciente degradación de la cuenca del río Magdalena’, fue liderada por Jorge Salgado Bonnet, quien comenzó este proyecto siendo investigador de la Universidad de los Andes y, posteriormente, la continuó en la Universidad de Nottingham, en Inglaterra.

El resultado final es producto de una colaboración internacional de científicos de instituciones como la Universidad Católica de Colombia, la Fundación Proyecto Primates, la Universidad de los Andes, la Universidad de California, la Universidad de Regina (Canadá), la Universidad de Estocolmo (Suecia) y la Universidad de Nottingham (UK).

El documento, en el que participaron los profesores Catalina González y Andrés Link del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes, presenta una síntesis del estado actual de la salud ecosistémica del río Magdalena y reúne evidencias de los diversos factores de estrés que afectan la integridad ecológica del sistema de la cuenca.

Sobre la novedad del estudio, la profesora Catalina González afirma que “demostramos que, en comparación con otros ríos tropicales, el Magdalena es un sistema poco estudiado biológicamente, si tenemos en cuenta su importancia la económica, cultural y para la biodiversidad de Colombia”.

“Actualmente asistimos a un debate nacional sobre tensiones y asuntos puntuales que atañen directamente  al Magdalena y su cuenca, como las intervenciones de la Mojana, la restauración del Canal Del Dique o el sonado caso de los hipopótamos como especies invasoras. Este último ha suscitado un enfrentamiento entre animalistas y biólogos de la conservación, que proponen estrategias de manejo diametralmente opuestas”, asegura la profesora González.

En este sentido, agrega, el artículo es importante porque “trasciende los casos específicos e intenta dar un panorama más completo de la problemática desde el punto de vista de los otros estresores antrópicos que afectan la salud del río, como la contaminación, el cambio climático, los cambios del uso del suelo y la construcción de hidroeléctricas”.

“El informe presenta una visión más sistémica, donde se pone en evidencia la interacción de factores y se invita a un manejo, restauración y uso del río Magdalena, basado en evidencia. También se identifican las principales líneas de investigación que deben ser prioritarias para informar decisiones y se busca resaltar el papel que el río juega en las dinámicas hidrológicas, ambientales y ecológicas globales” dicen los autores.

Implicaciones del proyecto de navegabilidad

Uno de los proyectos de infraestructura más importantes de Colombia en la actualidad es el que busca recuperar la navegabilidad del río Magdalena. Sin embargo, de acuerdo con los autores del estudio, para permitir la navegación durante la temporada de aguas bajas, habría que aumentar el ancho y la profundidad de las cuencas media y baja del río.

“Este esfuerzo de ingeniería requiere un dragado intensivo y constante, lo cual puede afectar negativamente las dinámicas naturales de sedimentación y la conectividad hidrológica entre los embalses, el Magdalena y sus lagos de llanura de inundación, y en el delta. Como se expone en el artículo, necesitamos muchos más datos sobre el funcionamiento natural y ecológico del río antes de poder dimensionar los efectos reales de una obra de infraestructura como esta”, asevera Andrés Link, profesor Ciencias Biológicas en Uniandes.

En este sentido, en el artículo se identifican varias amenazas que interactúan entre sí, unas más inmediatas y unas más en el largo plazo. Dentro de las más evidentes y recientes, dicen los expertos, las especies invasoras juegan un papel fundamental; dentro de ellas, se identifica a los hipopótamos, los búfalos, el buchón de agua y el pez basa, que modifican de manera profunda las condiciones fisicoquímicas y ecológicas del río.

“La contaminación de las aguas por los excesos de agroquímicos, metales pesados y microplásticos suponen también una amenaza importante, que pone en riesgo la supervivencia de las especies, y que tiene efectos acumulativos en las redes tróficas -señala el profesor Link-. Por otra parte, están las hidroeléctricas, que, aunque son fundamentales para suplir la demanda energética y de abastecimiento de agua del país, tienen efectos muy profundos en la ecología del río, y muchas veces son irreversibles, porque fragmentan, obstruyen y empobrecen el sistema fluvial”.   

Por otra parte, hay amenazas más a largo plazo, como la deforestación y el cambio climático, que alteran la dinámica hídrica y la carga de sedimentos del río. Al respecto, los autores afirman que la deforestación de siglos de la cuenca del Magdalena se refleja claramente en los aumentos de las tasas de erosión, en las cargas de sedimentos y en la pérdida de capacidad de regular caudales, es decir que “durante las temporadas de lluvia en terrenos deforestados hay más probabilidad de ocurrencia de movimientos en masa, más daños a la infraestructura y un mayor riesgo de desastres”.

Jorge Salgado, investigador de la facultad de Ingeniería de la Universidad Católica de Colombia, y del Centro de Geoquímica Ambiental de la Universidad de Nottingham (Reino Unido), apunta que el cambio climático entra como un agente que cataliza las otras amenazas, “donde los eventos extremos más frecuentes, los aumentos de la temperatura y los cambios en las precipitaciones hacen que el sistema fluvial cambie entre sequías e inundaciones de manera más extrema y más rápida, provocando que los ritmos naturales de conexión y desconexión entre humedales y río se alteren, e incluso que la distribución y la supervivencia de las especies cambie”.  

Acciones urgentes 

Dentro de las medidas para mejorar el estado del río Magdalena, el artículo identifica áreas de investigación prioritaria, que apoyen la toma de decisiones de manejo a nivel general. Sobre estas, los autores resaltan la necesidad de tomar decisiones informadas y basadas en evidencia.

“Colombia tiene excelentes escuelas que, por décadas, han estudiado el comportamiento hidráulico de los ríos.  Sin embargo, hace falta integrar el conocimiento ecológico y las realidades sociales y culturales en las prácticas de manejo técnico e ingenieril tradicional para buscar las soluciones más idóneas”, reconocen los autores.

Y prosiguen: “La cuenca del río Magdalena incluye muchos ríos, muchos asentamientos y culturas, muchas historias… no hay una única solución.  Es fundamental considerar el río como un gran sistema conectado, en el que son importantes las relaciones entre el curso principal, los tributarios, las zonas de recargue, las ciénagas y humedales, y el delta. Es increíble cómo, aunque tenemos uno de los ríos más importantes de Suramérica, no contamos aún con un sistema para su monitoreo integrado a largo plazo, que permita hacer un seguimiento permanente a su estado de salud y apoyar la toma decisiones sobre su manejo y su cuidado”.

Para los investigadores, la restauración ecológica de las cuencas es una solución que ya está inventada y que, ahora, hay que aplicarla. “Hay que permitir que el río se mueva como se tiene que mover, que descanse donde tiene que descansar. Es importante entender, por ejemplo, la relación que tiene la conservación de áreas terrestres con la salud del río, o la cuantificación de las interacciones entre las distintas amenazas”, asevera Salgado.

La colaboración señala que es fundamental legitimar y asumir la defensa y la protección de los ríos y humedales, no solo formalmente en denominaciones de convenios internacionales, como, por ejemplo, los Sitios Ramsar, sino como verdaderos ejes de la coexistencia entre diversidad biológica y social del país, y en coherencia con la naturaleza anfibia de los territorios colombianos.

“En cualquier caso -concluyen - es necesario que las decisiones productivas, de uso y de manejo del río Magdalena se tomen de manera informada y basadas en evidencia científica, que considere los contextos ecológicos históricos, y no solo las ‘fotografías instantáneas’ que estamos viendo hoy. La ciencia tiene mucho que aportar a la discusión”.  

Revista hipÓtesis

Prográmese para ver la espectacular lluvia de meteoros de las perseidas

María Gracia Batista*

Durante este mes de agosto tendremos la posibilidad de presenciar varios fenómenos astronómicos. Uno de ellos corresponde a la siempre famosa y esperada lluvia de meteoros conocida como 'Las Perseidas', que podrá observarse de mejor manera entre los días 6 y el 24 del mes, siendo el día 12 el momento en que se espera la tasa más alta de estrellas fugaces por hora (entre 50 y 150). Sin embargo, la hora será el mayor reto para los no madrugadores, dado que dicho fenómeno será visible entre la 1 y las 5 de la mañana. 

Las lluvias de estrellas son eventos periódicos, debido a que la Tierra, durante su recorrido alrededor del Sol, cruza sobre los fragmentos expulsados por un cometa en sus pasos anteriores en el Sistema Solar interno. En el caso de las Perseidas, el cometa responsable de estos escombros es 109P/Swift-Tuttle, que nos visitó por última vez en 1992.

Las estrellas fugaces son, entonces, restos rocosos de asteroides o cometas que, al entrar a nuestra atmósfera, se queman por efecto de la fricción, dejando una estela de luz a su paso, con una duración típica de entre 1 y 5 segundos. Desde el momento en que el material ingresa a la Tierra recibe el nombre de meteoro, o bólido, si la roca tiene una masa del orden de toneladas. En la gran mayoría de los casos, estos meteoros no llegan a convertirse en meteoritos ya que se desintegran totalmente antes de tocar la superficie terrestre. 

El nombre popular que reciben las lluvias de estrellas se ve influenciado por la región del cielo en donde mayormente se visualicen sus trazos de luz (conocido como radiante); por lo tanto, en los próximos días se recomienda alzar la mirada a la constelación de Perseo (en dirección hacia el noreste) para poder encontrar a las Perseidas. 

Un aspecto positivo es que la observación de este evento astronómico se puede lograr sin telescopios o binoculares, considerando que los trazos de luz pueden describir varios grados de longitud sobre el cielo, ante la rápida velocidad de los meteoros (por encima de los 50 km/h).

Cuando usamos telescopios, vemos solo una fracción muy pequeña del espacio y, aun si el equipo tiene la función de seguimiento de estrellas, su desplazamiento es más veloz de lo que mecánicamente se puede seguir. Otro aspecto menos favorecedor a tener en cuenta para su observación es que este año los días de máximo número de estrellas fugaces por hora coincidirán con los de mayor brillo de la Luna, contando además con que se trata de la última superluna del 2022, lo cual hará más difícil su detección en el cielo.

Con todo esto, solo nos queda invitar a toda la comunidad a disfrutar de este llamativo acontecimiento, y desear cielos despejados. Estemos atentos y preparémonos para las madrugadas de cacerías de estrellas fugaces. 

 *Coordinadora del Observatorio Astronómico de la Universidad de los Andes

La física básica que deberá conocer el próximo Presidente

Yenny Hernández*

Los requisitos para ser presidente de Colombia son relativamente sencillos: ser colombiano de nacimiento, tener el aval de un partido, ser mayor de treinta años y adjuntar las obligatorias fotos tamaño documento. Los requisitos para otros países son seguramente igual de generales para dar oportunidad a todos los ciudadanos, independientemente de su nivel o tipo de formación.

Esta pluralidad en democracia ha permitido tener grandes lideres mundiales, como la ex primera ministra Angela Merkel, quien es física de formación, con doctorado en química cuántica. Aunque es claro que para ser presidente no es requisito tener formación científica, cada vez más y más lideres buscan aumentar su formación en física para poder tomar mejores decisiones en un mundo de rápidos cambios tecnológicos.

Sobre este tema, en 2008, el Profesor Richard A. Muller, de la Universidad de California - Berkeley (EE. UU.) escribió el libro Physics and technology for future Presidents (Física y tecnología para futuros presidentes) que no solo fue un éxito de ventas, sino que sirvió como base para un curso que ha tenido hasta 500 inscritos al año. En esta columna mencionaré tres conceptos importantes incluidos en dicho libro, y que deberían ser de conocimiento básico para líderes y futuros presidentes.

En primer lugar, está el concepto de cómo se miden las cosas, en particular el tiempo, luego está la importante diferencia entre energía y potencia y, por último, el potencial de la energía nuclear.

En física, las cantidades están definidas a partir de estándares comunes para todos, como el kilogramo, el metro y el segundo. Estos estándares son fundamentales para el comercio a cualquier escala; es por esto que los gobiernos tienen oficinas de metrología que cuidan su aplicación de forma rigurosa. En muchos países, estas oficinas hacen investigación de punta, fundamental para la economía, para hacer cosas como un reloj que se descuadra un segundo en la edad del universo (NIST – Boulder, Colorado).

Esta investigación es costosa para lo que nuestros políticos llaman “presupuesto apretado” (para otras cosas sí hay dinero), pero, quizás, un conocimiento básico sobre cómo se mide el tiempo es importante para los líderes a los que les venden millonarios contratos en los que es necesaria una medida muy precisa del tiempo como redes 5G.

Otro concepto físico que es muy importante es la diferencia entre energía y potencia. La primera es qué tanta capacidad tengo de realizar un trabajo y, la segunda, es qué tan rápido puedo hacer ese trabajo. Una galleta de chips de chocolate tiene mucha energía almacenada pero baja potencia. Los explosivos tienen poca energía almacenada pero alta potencia. Estos dos conceptos son básicos para entender el encendido de carros convencionales o poner en la balanza las ventajas de la movilidad eléctrica. Adicionalmente, estos nos permiten ver que con unos cuantos kilogramos de Uranio seríamos capaces de producir la misma cantidad de energía que quemando millones de toneladas de carbón, sin la emisión de los gases de efecto invernadero.

La energía producida por decaimientos nucleares es inmensa y de gran potencial para la medicina y la industria. Sin embargo, la mala prensa que ha recibido esta tecnología, primero por Hiroshima, y luego por el activismo de Green Peace, ha hecho que el público sea reticente a su uso.

Es tal la mala fama que la resonancia magnética nuclear debió cambiar su nombre a Imágenes por Resonancia Magnética (MRI por sus siglas en inglés). Este miedo infundado hizo que, hace 10 años, luego del accidente de Fukushima, hubiese marchas en todo el mundo para pedir que se apagasen la plantas nucleares.

En 2012, mientras participaba en un evento de Premios Nobel en Lindau, Alemania, el ministro de energía de Alemania dijo sin ruborizarse que ellos sabían que apagar las plantas era una muy mala idea, pero que ellos eran políticos y que debían hacer lo que el público quería. Hoy, 10 años después, y con una dependencia no saludable del gas ruso, Alemania se prepara para encender de nuevo sus plantas de producción de energía con carbón, en el punto de inflexión donde los efectos en el cambio climático serán irreversibles.

Los retos para un líder o futuro presidente son amplios, y podría seguir con ejemplos como el efecto en la economía y la seguridad nacional de la segunda revolución cuántica o el efecto de corrección de la temporal relativista en GPS. Por ahora esperemos que el presidente electo haga del ministerio de Ciencia una bandera de investigación básica y desarrollo sostenible.  Y, mientras eso ocurre, luchemos para que la desinformación científica no nos haga tener que cambiarle el nombre al horno microondas.

*Vicedecana de Investigaciones – Facultad de Ciencias

¿El monstruo del lago Ness en Colombia? Una mirada a la vida de los plesiosaurios del Mesozóico

Leslie F. Noé*

Cuenta la leyenda que, en las oscuras aguas del Lago Ness, en Escocia, oculto a la mirada de todos, habita una criatura conocida popularmente como Nessie. Ha sido bautizado Nessieteras rhombopteryx por quienes creen que se trata de un monstruo marino de cuello largo, al que se ha considerado un superviviente prehistórico y cuya anatomía se ha popularizado a lo largo de la historia [1]. La fascinación por esta criatura ha crecido desde que la noticia se reportó por, primera vez, en el periódico escocés el Inverness Courier,c  en 1868; consecuentemente, han surgido un sinnúmero de libros, mitos y películas de Hollywood [2] 

Sin embargo, aunque la idea suene encantadora, este fantasioso y críptico animal solo es parte del folclore mundial. Sus contrapartes reales, que tienen características muy similares al mítico monstruo del Lago Ness, habitaron los mares del Mesozoico (entre 201 y 65 Millones de años atrás) en Colombia, pero se extinguieron hace 65 millones de años [3]. Estamos hablando de los plesiosaurios, reptiles marinos que medían entre dos y 15 metros de longitud, y presentaban características físicas muy similares a Nessie [4]. 

Reconstrucción de un plesiosaurio, la especie colombiana Callawayasaurus colombiensis. Ilustración de Andrés Chaparro, con permiso y copyright © 2021 de Andrés Chaparro y del Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez, Servicio Geológico Colombiano, todos los derechos reservados.

Datos curiosos 

Existe mucha controversia con respecto a la existencia de un verdadero monstruo del Lago Ness. Los turistas acuden a este legendario lugar en Escocia esperando avistar el monstro, resultando en una gran cantidad de dudosa evidencia respaldando la existencia de este gran monstruo del Mesozoico. Lo cierto es que, a pesar de la supuesta evidencia fotográfica, el registro fósil existente evidencia que los plesiosaurios no podían doblar su cuello arriba como un cisne, lo cual es una parte fundamental de la leyenda del monstruo del lago Ness [5]. 

El primer registro científico reportado de un plesiosaurio ocurrió, en 1821, a cargo de Mary Anning, en el sur de Inglaterra. Desde entonces, numerosos ejemplares han sido encontrados mundialmente, algunos de ellos muy bien preservados. Gracias a su exitosa supervivencia durante el Mesozoico, hay registro de fósiles de plesiosaurios en todos los continentes alrededor del mundo, incluyendo Colombia.

La alta cantidad de fósiles encontrados ha permitido realizar análisis de variabilidad dentro de las especies, haciendo posible la comparación entre especímenes determinados [6]. Por ejemplo, el fósil de plesiosaurio más grande registrado, que se encuentra en el libro de los Guinness World Records, es atribuido a un Liopleurodon, hallado en el Reino Unido, que puedo haber alcanzó una longitud de 25 metros. 

El primer esqueleto completo de un plesiosaurio, descubierto en Lyme Regis, en la costa sur de Inglaterra. Descubierto por Mary Anning y publicado por William Conybeare en 1821.

¿Cómo se movían estos gigantes? 

Los plesiosaurios fueron únicos entre los vertebrados que utilizaron dos pares de aletas (normalmente con las delanteras un poco más largas que las traseras) para moverse a través de los océanos del Mesozoico [7]. A partir de los restos fósiles y modelos computacionales, se ha determinado que el modo de natación de estos reptiles marinos se parecería al de algunos tetrápodos (que tienen cuatro patas) que 'vuelan' bajo el agua, como las tortugas marinas y los pingüinos [6]. Adicionalmente, se piensa que las extremidades únicas de los plesiosaurios podían usar los flujos oceánicos turbulentos a su favor, y que las extremidades anteriores y posteriores les permitirían moverse velozmente y con gran control cuando buscaban comida [9]. 

Se cree que las puntas de las extremidades se movían en forma de ocho, generando empuje durante todo el ciclo de movimiento, como las tortugas o los leones marinos en la actualidad. Sin embargo, las aletas anteriores y posteriores de los plesiosaurios podrían haber trabajado ligeramente fuera de fase [8]. Permitiéndoles seguir una trayectoria oblicua para reducir la fricción dentro del agua y poder sumergirse o subir a la superficie fácilmente, ganando velocidad, potencia y ligereza al desplazarse [9]. 

Sabemos que los plesiosaurios podían mover su largo cuello hacia abajo con mayor facilidad que en cualquier otra dirección. Las costillas a ambos lados del centrum (el cuerpo central) de las vértebras dificultarían el movimiento lateral, y la espina neural en la parte superior del centrum restringiría severamente el movimiento hacia arriba. Además, el cuello tampoco era lo suficientemente flexible para realizar movimientos bruscos, necesarios (por ejemplo) para la cacería, ya que sus uniones eran esencialmente planas [5, 10]. 

Esquema de una vértebra cervical (del cuello) de un plesiosaurio. Modificado de [5], dibujado por Dr. L.F. Noè.

Durante mucho tiempo, el cuello largo del plesiosaurio se consideró muy útil para la respiración por fuera del agua, como si se tratara de un snorkel. Así pues, el plesiosaurio mantendría su cuerpo sumergido mientras obtenía oxígeno de la atmosfera. No obstante, esta hipótesis ha sido descartada, debido a las diferencias de presión que habría entre el aire en los pulmones y la atmósfera, imposibilitando la respiración del animal. Además, nadar cerca de la superficie implicaría un gran gasto energético al ser un movimiento en contra de las olas [5]. Sin embargo, el cuello largo parece no ser muy práctico para la caza, pero el cuerpo proporciona una plataforma de caza desde la cual el cuello puede alcanzar la comida debajo del cuerpo, posiblemente incluso alimentándose de organismos en el lecho marino [9]. 

Correspondiente con el largo cuello, la tráquea sería muy extensa, resultando en una mayor acumulación de aire que no participa en el intercambio gaseoso. Esto tendría efectos en el tamaño de los pulmones, que se harían más grandes, o la inhalación-exhalación debería ser más profunda y frecuente, para evitar los problemas asociados a un gran espacio muerto [5]. La tráquea también habría sido angosta, lo que relentizaría la frecuencia respiratoria, generando una contradicción entre la cantidad de oxígeno requerida por el animal y la necesidad de reducir el tiempo dedicado a respirar en la superficie [11]. 

Plesiosaurios como depredadores 

Los plesiosaurios fueron depredadores muy exitosos en los océanos del Mesozoico, lo que ha llevado a diferentes suposiciones relacionadas con su posible comportamiento alimenticio. Sus dientes eran alargarlos, cónicos, curvados y puntiagudos, y las mandíbulas podrían haber funcionado a modo de cuchara [9]. En general, hay evidencia de que los plesiosaurios cazaban peces y cefalópodos de cuerpo blando (similares a la sepia de hoy) [12], encontrándose restos de los mismos en los estómagos de fósiles. Su dieta habría consistido principalmente de animales bentónicos (es decir del fondo del mar), especialmente crustáceos y otros tipos de presas invertebradas [13, 14].

En efecto, los dientes sobresalían periféricamente y entrecruzándose entre sí [15], permitiendo atrapar a la presa detrás de los dientes, como se observa, por ejemplo, en la foca cangrejera (Lobodon carcinophagus). Por eso, se ha determinado que algunos plesiosaurios se alimentaban por tamizado, siendo capaces de procesar grandes volúmenes de agua y de sustratos [16]. De hecho, sus dientes eran largos y puntiagudos, y por lo tanto relativamente débiles, pero espaciados para permitir que el agua y el sustrato fueran expulsados, mientras que las presas eran atrapadas. Por ejemplo, en un fósil del plesiosaurio Morturneria se encontró que había probablemente una válvula capaz de sellar la narina interna, lo que permitiría que algunos plesiosaurios pudieran ingerir el sustrato sin que el agua o los sedimentos entraran a las fosas nasales [16]. 

La morfología y la extensión del cuello de los plesiosaurios está dada por la relación entre la longitud y el grosor del mismo, siendo mucho más largo que ancho [4]. Esto permite una estimación del tamaño promedio que podría tener una presa para ser engullida sin que se presentara asfixia. Basado en esto, puede decirse que los plesiosaurios se alimentarían de organismos relativamente pequeños, lo cual ocurriría muy frecuentemente para poder suplir sus necesidades energéticas. Esto contrasta con sus parientes cercanos, los pliosaurios cabezones, que podrían haberse alimentado de animales como cefalópodos, belemnites, amonitas y otros organismos de mayor tamaño, como peces grandes y reptiles [14]. 

El cuello de los plesiosaurios probablemente condicionaba su forma de nado, por lo que el organismo pudo haber desarrollado estrategias de caza acordes con su morfología. Se proponen algunos modelos con lo que se intenta explicar el éxito de los plesiosaurios como depredadores activos. Los primeros estudios realizados sobre la movilidad del cuello aparentemente han mostrado que estos presentaban un gran rango de movimiento lateral, lo que les daría un mayor campo de acción o reacción al movimiento de sus presas. Más recientemente, se determinó que el rango de movimiento del cuello estaba restringido más a la dirección ventral que a hacia la dorsal o lateral, es decir, los plesiosaurios podían mover su cuello más fácilmente hacia abajo que hacia arriba o por los lados [5, 17]. 

En algunos fósiles de elasmosaurios (un tipo de plesiosaurio con cuello extremadamente largo) se han encontrado muchos gastrolitos. Gastrolitos (o piedras estomacales) son rocas redondeadas contenidas dentro de la vía digestiva de un animal, que contribuyen a la trituración de los alimentos. Aunque inicialmente se creía que estaban relacionados únicamente con la flotabilidad del animal (como en los cocodrilos modernos), estudios recientes encontraron que la relación entre el peso total de los gastrolitos y la masa corporal del animal no influye significativamente en la flotabilidad de los plesiosaurios [18].

Se ha propuesto, por lo tanto, que los gastrolitos ayudaban en la digestión, actuando como pseudo-dientes en un estómago musculoso. Además, los dientes de los vertebrados marinos generalmente están adaptados para atrapar, pero no masticar, a sus presas, por lo que puede determinarse que los plesiosaurios usaban los gastrolitos para suplir esta función. Adicionalmente, los gastrolitos podrían ser una fuente de minerales, y la descomposición de los mismos dentro del cuerpo liberaría nutrientes esenciales que los animales no podían adquirir a través de la dieta [19]. 

A pesar de que la flotabilidad no habría sido la función principal, los gastrolitos habrían contribuido, al igual lo hacen en los cocodrilos modernos, ayudando al animal a permanecer parcialmente sumergido [20]. Adicionalmente, en los plesiosaurios los gastrolitos podrían haber conferido la capacidad de maniobra con mayor precisión cuando se movían lentamente por el medio acuático [20]. 

En resumen, podemos inferir que los plesiosaurios fueron cazadores exitosos dentro su medio ambiente, y que algunos se alimentaban en la región bentónica del lecho marino y usaban gastrolitos para ayuda con la digestión de sus presas, y controlar su flotabilidad y aumentar la capacidad de maniobra. 

Kimmeridgia Antiquior (Una Kimmeridge Más Antigua) que representa la vida en los mares del Jurásico Tardío del sur de Inglaterra. Anota los plesiosaurios de cuello largo como depredadores y presas. Publicado por primera vez en [21]. Ilustración por Robert Nicholl, copyright © 2016 Universidad de los Andes, Museum of Jurassic Marine Life, Leslie Noè y Robert Nicholls, todos los derechos reservados.

Nacimiento, crecimiento y enfermedades 

La evidencia fósil ha mostrado que los plesiosaurios eran organismos vivíparos, o animales cuyo embriones se desarrollan dentro el vientre de la hembra, en lugar de nacer de un huevo. Los plesiosaurios presentaban un estrategia K de reproducción, produciendo un bajo número de crías con una alta inversión parental en cada bebé. Esto es relativamente extraño en los reptiles, que tienden a presentar con selección-R, con un alto número de crías y sin cuidado de los padres. La estrategia K también se ha encontrado en otros reptiles marinos, como los ictiosaurios (reptiles marinos mesozoicos en la forma de un pez) que gestan hasta ocho crías al tiempo [22]. 

En ictiosaurios, las crías nacían con la cola primero, como en delfines y ballenas día de hoy, reduciendo así la posibilidad que la cría se ahogue durante el parto. Este también podría haber sido el caso de los plesiosaurios, aunque en este caso producían un numero menor de crías de tamaño mayor. 

La viviparidad de los plesiosaurios, junto con otras adaptaciones a la vida marina, como las grandes extremidades hidrodinámicas y su largo cuello, permiten determinar que estos organismos no necesitaban desplazarse a tierra para construir nidos y poner huevos en ellos. Un huevo necesita ser puesto en tierra para el desarrollo del embrión, ya que el intercambio gaseoso asociado a la respiración del mismo es imposible en el agua [24]. 

A diferencia de los humanos, y la mayoría de los mamíferos que tienen solo siete vértebras cervicales, los plesiosaurios se desarrollaron agregando nuevas vértebras con algunas especies presentando hasta 70 vértebras, haciendo la zona cervical mucho más larga que el cuerpo [25]. Los plesiosaurios se caracterizaban por tener tres etapas asociadas al desarrollo osteológico de sus vértebras: i) la etapa juvenil, que se distinguía porque los arcos neurales de las vértebras no están fusionados al centrum (equivalente a nuestros años de preadolescencia); ii) la etapa adulta, identificable porque los arcos neurales de las vértebras se han fusionado pero la unión es visible (equivalente a nuestros años reproductivos); y iii) la etapa senil, en la cual hay evidencias de osificación avanzada y de la fusión de los arcos neurales y el centrum sin línea de conexión visible (equivalente a nuestra vejez), a menudo con evidencia de enfermedades óseas degenerativas [26]. 

Los plesiosaurios muestran evidencia de tasas de crecimiento óseo muy rápidas. El rápido crecimiento pre-reproductivo a menudo se asocia tanto con el cuidado parental de los jóvenes como con los altos niveles metabólicos de los organismos. Esto implica un elevado gasto energético y, por lo tanto, requiere de la adquisición continua y activa de presas, y un metabolismo endotérmico. La endotermia se asocia normalmente con los mamíferos, más que con los reptiles, y es la capacidad de un organismo de mantener su temperatura corporal independientemente del medio ambiente en el cual se encuentren. Esto es importante, ya que el agua tiene una alta capacidad calorífica, por lo que disipa rápidamente el calor de un cuerpo (esta es la razón por la que una piscina se siente fría). El desarrollo de la viviparidad, como modo de reproducción, se asocia actualmente a reptiles que viven en ambientes estacionalmente fríos, como las serpientes [27]. Muchas adaptaciones fisiológicas de los plesiosaurios parecen indicar un regreso al agua de reptiles terrestres. 

La patología (o paleopatología, el estudio científico de enfermedades antiguas) de los plesiosaurios es considerada como una gran fuente para entender el comportamiento y la forma de vida. Hay estudios que reportan que los plesiosaurios sufrieron del síndrome de descompresión (o Enfermedad de Caisson), en el que los cambios bruscos de presión hace que se formen burbujas de nitrógeno en la sangre. Estas burbujas de nitrógeno pueden formarse o migrar a muchos tejidos, pero se pueden observar en el registro fósil como necrosis avascular; es decir, la muerte del hueso, por la pérdida del suministro de sangre, con su consecuente fractura y colapso. Los extremos de los huesos largos son especialmente susceptibles, y el hecho de que algunos plesiosaurios padecieran de Enfermedad de Caisson indica que cambiaban de forma abrupta la profundidad en la que buceaban, ya sea por la búsqueda de presas o por huir de depredadores [28]. Sin embargo, estudios morfológicos indican que esta enfermedad es rara en el registro fósil e indicando que la mayoría de plesiosaurios habría vivido en hábitats costeros de aguas poco profundas [28]. 

¿Dónde se encuentran los plesiosaurios más importantes en Colombia? 

Una gran parte de los reptiles marinos hallados en Colombia se han encontrado en la región de Ricaurte Alto, alrededor de Sáchica, Sutamarchán y Villa de Leyva, en Boyacá. A partir de reconstrucciones paleogeográficas, se ha establecido que el área alrededor de Villa de Leyva era un mar somero, de hasta 130 metros de profundidad, en el Cretácico. Durante millones de años esta área fue hábitat de reptiles marinos, incluyendo plesiosaurios, ictiosaurios, tortugas y muchos otros organismos marinos. 

Callawayasaurus colombiensis, el esqueleto más completo de un plesiosaurio descubierto hasta ahora en Colombia. Se trata de un animal de aproximadamente 8 m de largo descubierto en la región Ricaurte Alto de Boyacá. Imagen con permiso y copyright © 2021 del Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez, Servicio Geológico Colombiano, todos los derechos reservados.

El Callawayasaurus colombiensis (originalmente nombrado Alzadasaurus colombiensis) es el plesiosaurio más importante encontrado en Colombia. Pertenece a la familia Elasmosauridae, cuyas especies se pueden diferenciar mediante la morfología de su cráneo, basándose en la distribución de los huesos, el tamaño de los dientes, sus posiciones en las mandíbulas, y por el tamaño del cuello [29].

Callawayasaurus tiene un cráneo de 35 cm de largo y un cuerpo de 8 m de longitud, y hay un espécimen en exhibición en el Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez, del Servicio Geológico Colombiano, en Bogotá. El cráneo de este fósil se prestó a científicos de la Universidad de Berkeley en dos ocasiones para realizar varios estudios. Sin embargo, no fue devuelto, por ello, se dejó en exhibición una réplica hecha en resina. En 2018 el cráneo fue solicitado por la paleontóloga Marcela Gómez, quien, junto con el profesor Leslie Noè en Uniandes, hicieron las investigaciones y procesos necesarios para su repatriación. Ahora el cráneo se puede visitar en la  vitrina contigua al esqueleto. 

El cráneo de Callawayasaurus colombiensis regresó del Museo de Paleontología de la Universidad de California (Berkeley, EE. UU.) luego de un préstamo de más de 60 años. El cráneo se exhibe ahora en el Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez. Imagen con permiso y copyright © 2021 del Museo Geológico Nacional José Royo y Gómez, Servicio Geológico Colombiano, todos los derechos reservados.

Puede que el monstruo del Lago Ness sea solo una leyenda; sin embargo, durante el Mesozoico, los mares, incluidos los situados en Colombia, estaban habitados por diversas especies de plesiosaurios cuya morfología se ha utilizado como base para la criatura legendaria. Se espera que futuros estudios morfológicos y filogenéticos nos permitan entender más sobre la vida y desarrollo de estos enigmáticos reptiles, además de los procesos geológicos y ambientales que llevaron a su crecimiento poblacional y posterior extinción a nivel regional (para el caso de los especímenes colombianos), y mundial hace 65 millones de años. 

Los plesiosaurios son un grupo de reptiles marinos difícil de estudiar, puesto que no existen organismos vivos con los que se puedan comparar ni en morfología, comportamiento o hábitat. Sin embargo el estudio de fósiles en Colombia, y en otros países, permite entender su locomoción, hábitos predatorios, dieta, respiración y reproducción. Estos fascinantes, y ahora extintos reptiles, con sus dos pares de aletas que permiten un rápido nado, y sus enigmáticos cuellos largos habitaban los mares someros alrededor de Villa de Leyva, muy lejos de las gélidas aguas de un lejano Loch escocés. 

[1] Sabadell M, El monstruo del lago Ness Muy Interesante, 2019. 

[2] Monstruo del lago Ness: el estudio que asegura haber dado con una explicación para el legendario misterio BBC News Mundo, 2019. 

[3] Morrone JJ and Fortino AD, La Zoología de los Animales Fantásticos: Apuntes para un Bestiario Criptozoológico Revista de la Museo de Univerisidad la Plata 1996; 8: 75-80. 

[4]  Benton MJ, The great Sea Dragons. In:  Benton MJ  Vertebrate Palaeontology, 3rd ed. Blackwell Publishing Ltd 2005. 

[5] Noè LF, Taylor MA, and Gómez-Pérez M. An integrated approach to understanding the role of the long neck in plesiosaurs.  Acta Palaentologica Polonica 2017; 62(1):. 137–162. 

[6] Tutin SL and Butler RJ. Europe PMC Funders Group The completeness of the fossil record of plesiosaurs, marine reptiles from the Mesozoic.  Acta Palaentologica Pol 2017;  62(3): 563–573. 

[7] Motani R. The Evolution of Marine Reptiles.  Evolution and Education Outreach 2009;  2: 224–235. 

[8] Carpenter K, Sanders F,  Reed B, and  Reed J. Plesiosaur Swimming as Interpreted from Skeletal Analysis and Experimental Results. Transactions of the Kansas Academy of Sciences 2010; 113 (1/2): 1–34. 

[9] Halstead LB. Plesiosaur locomotion. Journal of the Geological Society, London 1989; 146: 37–40. 

[10] Storrs G. Function and phylogeny in Sauropterygian (Diapsida) evolution. American Journal of Science 1993;. 293(A): 63–90. 

[11] Buchy M-G, Frey E, and  Salisbury SW. The internal cranial anatomy of the Plesiosauria (Reptilia , Sauropterygia): evidence for a functional secondary palate. Lethaia 2006; . 39(1981): 289–303. 

[12] McHeny CR, Cook AG, and Wroe S, Bottom-Feeding Plesiosaurs.  Science 2005;  310:  75. 

[13] Massare JA, Swimming capabilities of Mesozoic marine reptiles: Implications for method of predation. Paleobiology 1988; 2(2): 187–205. 

[14] Massare JA. Tooth morphology and prey preference of mesozoic marine reptiles Journal of Vertebrate Paleontology 1987; 7(2): 121–137. 

[15] Cabrera Á. Un plesiosaurio nuevo del Cretáceo del Chubut. Revista del Musueo de la Plata 1942; 8: 113–130. 

[16] F.R. O’Keefe et al., Cranial anatomy of Morturneria seymourensis from Antarctica , and the evolution of filter feeding in plesiosaurs of the Austral Late Cretaceous Journal of Vertebrate Paleontology, vol. 4634, no. 37, p. 4, 2017. 

[17] Nagesan RS, Henderson DM, Anderson JS. A method for deducing neck mobility in plesiosaurs, using the exceptionally preserved Nichollssaura borealis. Royal Society Open Science 2018; 5: 172307. 

[18] Cerda IA, Salgado L. Gastrolitos en un plesiosaurio (Sauropterygia) de la Formación Allen (Campaniano-Maastrichtiano), provincia de Río Negro, Patagonia, Argentina. Resvista la Asociacion Paleontológica Argentina 2008; 45(3): 529–536. 

[19] O’Keefe FR and Carrano MT. Correlated trends in the evolution of the plesiosaur locomotor system Paleobiology 2005; 31(4): 656–675. 

[20] Rothschild B. Decompression syndrome in plesiosaurs (Sauropterygia: Reptilia). Journal of Vertebrate Paleontology 2003; 23(2): 324–328. 

[21] Noè LF,  Gómez-Pérez M, Nicholls R.  Mary Anning, Alfred Nicholson Leeds and Steve Etches. Comparing the three most important UK ‘amateur’ fossil collectors and their collections. Proceedings of the Geologists' Association 2019; 130(3-4): 366-389 

[22] Motani R, Jiang DY, Tintori A, Rieppel O, Chen GB. Terrestrial origin of viviparity in Mesozoic marine reptiles indicated by early triassic embryonic fossils. PLoS One 2014,  9(2): e88640 

[23] O’Keefe FR, Chiappe LM. Viviparity and K-Selected Life History in a Mesozoic Marine Plesiosaur (Reptilia, Sauropterygia) Viviparity and K-Selected Life History in a Mesozoic Marine Plesiosaur (Reptilia, Sauropterygia). Science 2011; 333:  870–873. 

[24] Liu J, Organ CL, Benton MJ, Brandley MC, Aitchison JC. Live birth in an archosauromorph reptile. Nature Communications 2017; 8: 1–8. 

[25] Wintrich T, Hayashi S, Houssaye A, Nakajima Y, Sander PM. A Triassic plesiosaurian skeleton and bone histology inform on evolution of a unique body plan. Science Advances 2017; 3(12): 1–11. 

[26] Garat LM. Análisis comparativo de la microestructura ósea y paleohistología en diferentes secciones de la columna vertebral de un plesiosaurio (elasmosáurido) del Cretácico Superior de Antártida. Univesidad Nacional de Río Negro 2019. 

[27] Fleischle CV, Wintrich T,  Sander PM. Quantitative histological models suggest endothermy in plesiosaurs. PeerJ 2018; 6: e4955. 

[28] Rothschild B, Clark N, Clark C. Evidence for survival in a Middle Jurassic plesiosaur with a humeral pathology: What can we infer of plesiosaur behaviour?. Palaeontologia Electronica 2018; 21(16): 1-11. 

[29] Carpenter K. Revision of North American Elasmosaurs from the Cretaceous of the Western Interior. Paludicola 1999; 2(2): 148–171. 

 

 * Departamento de Geociencias, Universidad de los Andes 

 

 10 años del bosón de Higgs, la 'partícula de Dios'

 

Esta semana se cumple la primera década de uno los descubrimientos más importantes de la historia reciente de la física. Se trata del hallazgo, por parte de científicos de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en francés) del bosón de Higgs, conocido popularmente como ‘la partícula de Dios’.

Esta partícula fundamental, bautizada en honor al científico británico Peter Higgs (quien propuso su existencia en la década de los sesenta), fue descubierta gracias a los experimentos Aparato Toroidal (Atlas) y Solenoide Compacto de Muones (CMS, en inglés), en 2012, y su aporte a la física ha sido tal que le valió el Nobel de física a sus proponentes.

Bernardo Gómez, profesor del Departamento de Física de la Universidad de los Andes, explica el bosón de Higgs de la siguiente manera: “Imaginemos todas las partículas elementales constituyentes de la materia, los quarks y los leptones; ninguna de ellas tiene masa. Pero existe el campo de Higgs, que permea todo el universo y da masa a las partículas. Estando en el campo de Higgs, las partículas reciben energía de él, y a esta energía la llamamos ‘masa’. Esto lo sabemos porque el campo de Higgs se excita, y su excitación se manifiesta como una partícula con masa, el bosón de Higgs. Su masa proviene del mismo campo. Observar el Bosón de Higgs, detectarlo midiendo su masa, demuestra que el campo de Higgs existe”. 

De acuerdo con Gómez, este fue el éxito de los experimentos CMS y Atlas del CERN, “logro construido sobre el desarrollo científico de más de 20 años de esfuerzos en los laboratorios con los aceleradores de partículas de más altas energías”.

“Así, en memorable presentación mundial, CMS y Atlas impactaron al mundo de la ciencia el 4 de julio de 2012, cuando presentaron, cada experimento por aparte, sus datos, eventos de producción del bosón de Higgs, con estadística suficiente como prueba contundente de la observación de la partícula buscada. Ambos experimentos detectaron el bosón de Higgs con una masa muy cercana a 125 GeV (125 billones de electrón voltios), esto es 133 veces más pesado que el protón”, explica el físico.

Por su parte, Carlos Ávila, profesor del mismo departamento en la Universidad de los Andes, y actualmente adelantando estudios en el CERN, considera que el principal impacto del descubrimiento del bosón de Higgs está en la verificación del modelo estándar de partículas, un modelo matemático, basado en teoría cuántica de campos, para explicar cómo funcionan tres de las cuatro interacciones fundamentales de la naturaleza (interacción electromagnética, interacción débil e interacción nuclear). 

“Es impresionante ver que una predicción teórica hecha en 1964, basada en la interacción de partículas con un campo hipotético (el campo de Higgs) es verificada experimentalmente 48 años después, con suficiente significancia estadística que no deja lugar a dudas de su existencia.  El cuanto mínimo de dicho campo es lo que se descubrió: el bosón de Higgs. Es la interacción con el campo de Higgs la que le da masa a las partículas elementales y no hay ya que buscar otro mecanismo.  Una determinada partícula tiene mayor masa que otras porque tiene una mayor interacción con el campo de Higgs”, asegura Ávila. 

Para el científico, el segundo impacto del descubrimiento del Higgs tiene que ver con el éxito que representan las grandes colaboraciones científicas, como es el caso del experimento CMS, compuesto por ingenieros, estudiantes y profesores de más de 150 países (entre ellos Colombia) que, “usando el límite de la tecnología (como la aceleración de protones a las energías más altas y la capacidad de procesamiento computacional) pueden lograr hacer observaciones experimentales tan complejas, que de otra forma no fuesen posible”. 

Luisa Fernanda Chaparro, egresada de la Universidad de los Andes, y actualmente profesora de física y ciencia de datos en el Tecnológico de Monterrey, tuvo la oportunidad de desarrollar la investigación de su Doctorado en el CERN, donde trabajó en la búsqueda del Higgs, en el canal de decaimiento de dos muones con colisiones a 13TeV, en el CMS. 

Chaparro explica que su trabajo consistió en recuperar eventos que pudiesen contener fotones de radiación final, y que no habían sido considerados inicialmente en la reconstrucción del Higgs.

“Al final del análisis, logramos incrementar la señal entre un 3 y un 4%, dependiendo del canal de producción. Y, en 2020, el CMS presentó la evidencia del Higgs en este canal”, comenta Chaparro, quien hace investigación de ciencia de datos para aplicaciones tanto en física, como en matemáticas aplicadas, por ejemplo, a patrones de criminalidad, movilidad o deserción estudiantil.

La experta no duda en señalar que el descubrimiento del Higgs no solo ha permitido completar el rompecabezas del modelo estándar, que explica cómo las demás partículas adquieren masa y cómo esta depende de la interacción con el campo de Higgs, sino que además ha permitido avanzar cada vez más en la comprensión del mundo tal como lo conocemos.

“Es importante adelantar estudios en física de partículas, no solo para entender cómo se creó el universo y qué ha sucedido desde ese momento hasta el presente. También es importante para la generación y aplicación de las tecnologías paralelas que surgen como una necesidad en el procesamiento de las grandes cantidades de volumen de datos e información que se obtienen. Un ejemplo de ello es la rápida evolución de los sistemas computacionales, los algoritmos de aprendizaje de máquina, el desarrollo de nuevos detectores o, incluso, el uso de terapia de hadrones para el tratamiento de cáncer, por mencionar algunas”, concluye Chaparro.

Guayabetal

‘Guayabetal, la zona más susceptible a deslizamientos en la vía al Llano’: estudio

Investigadores de la Universidad de Los Andes utilizaron herramientas de  ‘Machine Learning’ para estudiar la vulnerabilidad de esta carretera. El método que emplearon es aplicable a otros tipos de desastres naturales, en cualquier parte del mundo. 

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