Leopardus tigrinus: el misterioso y vulnerable felino andino

Laura Forero – Revista hipÓtesis.

 

 

El Leopardus tigrinus tiene diferentes nombres: tigrillo andino, tigrillo lanudo, tigrillo lanudo de alta montaña, gato de monte... De reojo no parece ser lejano a los gatos domésticos, salvo por algunas ligeras variaciones. Es pequeño (puede pesar entre 2 y 3kg), tiene unos ojos enormes y expresivos, nariz cuadrada y rosada, orejas grandes y redondas, patas acolcahadas que lo hacen especialmente sigiloso y un pelaje brillante y manchado. Pareciera ser lo suficientemente carismático en apariencia para convertirse en una "epecie bandera" (flagship species). 

En conservación, una especie bandera es una especie en peligro –usualmente animales vertebrados grandes –que resulta lo suficientemente carismática para ser "símbolos y puntos de encuentro para estimular la conciencia de conservación y la acción" en el público (Heywood en Murcia et al. 3). El panda gigante, el oso de anteojos y el frailejón son algunos ejemplos que se utilizan en campañas de marketing vinculadas a la promoción de conservación de ecosistemas. Las especies escogidas suelen tener un gran "valor espiritual, estético o cultural" (Zaharias y Roff en Qian et al.). 

Lamentablemente, en el caso del Leopardus tigrinus, ser un gatito carismático no ha sido suficiente. Hoy en día este félido enfrenta varias amenazas que, hasta ahora, se están comenzando a reconocer y describir, pues no había sido muy estudiado. Una investigación reciente (en la cual participó el investigador y magister en Ciencias Biológicas Juan Camilo Cepeda-Duque) se centró en recolectar más información sobre los patrones de ocupación de hábitat de una subespecie de tigrillo, Leopardus tigrinus pardinoides, con el fin de implementar planes de conservación para esta y otras especies (Cepeda-Duque et al. 1). 

 

Leopardus tigrinus pardinoides. Cortesía de Juan Camilo Cepeda-Duque.

 

 

La urgencia de conservar 

Del Leopardus tigrinus sabemos que vive en laderas, colinas y bosques de alta montaña en las tres coordilleras y el macizo colombiano. Parece evitar los valles interandinos y de enclaves secos por sus paisajes abiertos y con escasa vegetación para camuflarse. También hay evidencia para pensar que existen poblaciones aisladas en cadenas montañosas como la Sierra Nevada y la Serranía de San Lucas, pero nada definitivo. A pesar de que no hay trabajos muy concretos sobre su alimentación, se especula que se alimenta de aves y mamíferos pequeños. Cuando se habla de este animal las certezas no son abundantes.  

"Lastimosamente, [el tigrillo] no tiene el foco que tienen otras especies grandes y carismáticas con un valor cultural para la sociedad, como los pandas o los jaguares. Pero ha venido reivindicándose, últimamente, en la comunidad de la conservación. Cada vez va ganando más importancia y la seguirá ganando con los trabajos que se están adelantando sobre su estado taxonómico, su historia evolutiva y su vulnerabilidad ante el cambio climático, cambios en el suelo, entre otras cosas", dice Cepeda-Duque.  

A pesar de los vacíos en información sobre el tigrillo, Cepeda-Duque decidió orientar la investigación hacia su conservación. Es usual pensar que, antes de empezar esfuerzos de conservación, es imprescindible tener toda la información posible sobre una especie o ecosistema. Pero el investigador piensa distinto: "Basta con saber que un animal está en un lugar para hacer acciones de conservación… Y hay que hacerlas de inmediato, porque las especies no van a esperar a que nos acepten un paper [publicación científica] para extinguirse. Hay que actuar y, si es necesario, dejar el escritorio, el computador y los datos. Ir a campo, ir a una escuela a hablar con niños, explicarles que hay un gatico manchado pequeño cerca de su escuela, que vive con ellos…". 

Pero ¿cómo se comienzan a proponer planes de acción para conservar un animal del que no se sabe mucho? Lo primero es enfocarse en una variable llamada ocupación. El estudio de la ocupación permite identificar qué elementos de un hábitat, del mundo externo a este e intrínsecos a una especie condicionan su presencia en un lugar. En otras palabras: permite identificar qué cosas son necesarias para que el tigrillo habite una zona particular.  

Hace poco, mientras Cepeda-Duque desarrollaba su investigación, algunas publicaciones científicas empezaron a sugerir la importancia de incluir factores ambientales en el estudio de la ocupación del tigrillo. Estos factores, se dice, pueden estar vinculados a la topografía del paisaje (como el gradiente de elevación) y/o a la topografía a escala local (como las pendientes que puede haber en una zona muy puntual). Esta información le ayudó a pensar en lugares donde podría encontrarse el tigrillo: bosques amplios, con abundante vegetación, paisajes verticales…  

El estudio se enfocó, además, en evaluar otros factores que podrían favorecer la presencia del tigrillo: los factores bióticos, es decir, los organismos que interactúan entre sí e influencian un ecosistema. El estudio consideró tres factores bióticos cuya presencia y detectabilidad en un hábitat podían condicionar al tigrillo: potenciales presas (mamíferos pequeños, como ratones), competidores (otros mesocarnívoros del tamaño del tigrillo, como las tayras) y asesinos intragremio (depredadores más grandes que el tigrillo, que pueden cazarlo con el fin de eliminar competencia, o por otros motivos). 

La investigación se valió de cámaras trampas instaladas en tres áreas de bosques protegidos en la Cuenca media del Cauca: la reserva privada Mesenia Paramillo, administrada y dirigida por la fundación Bioconservacyel extremo sur del Distrito de Manejo Integrado Cuchilla de San Juan y el Distrito de Conservación de Suelos Campoalegre. En total, se recopiló información de 58 cámaras trampa que obtuvieron 129 registros del tigrillo.

 

 Registros de cámaras trampa. Cortesía de Juan Camilo Cepeda-Duque.

 

 

Ocupación del tigrillo andino 

A partir de la información obtenida en el estudio se pudo determinar que la presencia del Leopardus tigrinus pardinoides está asociada a bosques con hojarascas profundas, de elevaciones intermedias (entre los 2,000 y 3,000 msnm), lejos de centros poblados y con presencia de potenciales presas (mamíferos pequeños) y competidores (tayras). De igual forma, se reportó que la presencia de asesinos intragremio no parece repeler al tigrillo, aunque se necesita más información al respecto.  

El tigrillo estaba presente, en las zonas estudiadas, en entornos con abundante hojarasca porque allí habitan los pequeños mamíferos que depreda. Sabiendo esto, es posible sugerir acciones para conservar el hábitat del animal. Un ejemplo es informando a personas y entidades encargadas de manipular los bosques sobre la importancia de preservar la profundidad de la hojarasca para promover la presencia del tigrillo. 

De igual forma, ahora que se sabe que es una especie cuya presencia depende de la elevación, es posible predecir que el calentamiento global podrá afectar sus poblaciones. Debido al aumento en temperaturas, se proyecta que los bosques de niebla aumenten su elevación. Entre más suban estos bosques, más se reducirán las áreas disponibles para el hábitat del tigrillo. Esto puede devenir en fragmentación de poblaciones, pérdida del flujo genético, entre otras complicaciones que podrían conducir al felino hacia una posible extinción. 

Pero el tigrillo no siempre se encuentra en entornos que cumplen con todas las características ecológicas que describió Cepeda-Duque en su estudio. A veces se encuentran en zonas urbanas o cerca a estas. Pero que haya poblaciones en estos espacios no significa que, necesariamente, vayan a prosperar, pues allí se enfrentan a varias amenazas antropogénicas. Las más comunes son la cacería, el atropellamiento en vías, la pérdida y fragmentación de hábitat por ganadería, desarrollo urbano, infraestructura vial, y la presencia de perros, los cuales no sólo cazan tigrillos, sino que también pueden transmitirles enfermedades. Las zonas boscosas protegidas parecen amortiguar el efecto de estas amenazas sobre las poblaciones de tigrillos, de ahí su importancia. 

 

 Hábitat del tigrillo andino. Cortesía de Juan Camilo Cepeda-Duque.

 

 

Investigar en Colombia 

Así como el carisma no le es suficiente al tigrillo, el entusiasmo por conocer y preservar no es suficiente para los investigadores, pues realizar estudios como este, en Colombia, no es sencillo. Los recursos y apoyos estatales suelen ser muy limitados, por eso es más común valerse de financiación ofrecida por fundaciones y otras organizaciones privadas internacionales. En el caso de Cepeda-Duque, su principal apoyo fue la fundación Bioconservacy, del sur de Antioquia, y la Tiger Cats Conservation Initiative, las cuales brindaron financiación y apoyo en la instalación y uso de cámaras trampa para estudiar el tigrillo. Mientras desarrollaba la investigación, también recibió una beca de la Mohamed bin Zayed Species Conservation Fund, interesada en la protección de especies y ecosistemas amenazados. El estudio también fue apoyado por la Small Wild Cat Conservation Foundation, el Wild Cats Americas Conservation Program y la Universidad de los Andes, a través de la convocatoria "Proyectos Semilla". 

El Proyecto de Conservación del Tigrillo Andino – Andean Tiger Cat Conservation Project, conformado por veterinarios, estudiantes de biología y artistas, fue un colectivo que nació de este estudio e iniciativa con el fin de desarrollar acciones de conservación y monitoreo del tigrillo. 

"Lo que nosotros hacemos es contribuir, también, desde la forma que podemos, con los recursos que podemos, y desde la forma más robusta posible", dice Cepeda-Duque. El investigador recalca que el camino de la investigación en Colombia es arduo, aunque da resultados provechosos. Sin embargo, hoy se espera que, en el futuro, se pueda contar con más apoyo de entidades estatales en investigaciones como esta. 

 

Artistas y equipo del Andean Tiger Cat Conservation en Apía, Risaralda.  Atrás, un mural que realizaron como iniciativa de sensibilización en la escuela del Alto de la Línea. Cortesía de Juan Camilo Cepeda-Duque.

 

 

Felinos en Colombia 

El Leopardus tigrinus es, apenas, uno de los varios felinos nativos del territorio colombiano. El margay, el ocelote, el jaguarundi son gatos pequeños que también enfrentan varias amenazas antropogénicas y ambientales. Su investigación y conservación son urgentes para poder preservar sus poblaciones. A continuación, presentamos otros felinos que habitan Colombia.

 

 

 

Obras citadas  

Cepeda Duque, Juan. Determinantes ecológicos de la ocupación del tigrillo andino (Leopardus tigrinus pardinoides) en bosques de niebla de la cuenca media del Río Cauca, Colombia. Universidad de los Andes. 2022 [Fecha consulta: 30 de Agosto 2023]. 

Cepeda-Duque, Juan Camilo, et al. “Assessing Microhabitat, Landscape Features and Intraguild Relationships in the Occupancy of the Enigmatic and Threatened Andean Tiger Cat (Leopardus Tigrinus Pardinoides) in the Cloud Forests of Northwestern Colombia.” PLOS ONE, vol. 18, no. 7, 2023, doi:10.1371/journal.pone.0288247. 

Murcia, Gloria Andrea, et al. "ANGIOSPERM FLAG SPECIES FOR MANGROVE CONSERVATION IN San AndrÉs Island (Colombia) ARE HIGHLY VULNERABLE AND Locally Rare." Caldasia 38.1 (2016): 1,n/a. ProQuest. Web. 25 Aug. 2023.  

Qian, Jie et al. “Selecting flagship species to solve a biodiversity conservation conundrum.” Plant diversity vol. 42,6 488-491. 29 Jan. 2021, doi:10.1016/j.pld.2021.01.004