Cambio climático y especies invasoras, entre las principales amenazas al río Magdalena

Revista hipÓtesis

El río Magdalena, la principal arteria fluvial de Colombia, está siendo afectado por los impactos combinados del cambio climático, el represamiento de sus cauces, la invasión de especies exóticas, la deforestación de la cuenca y la contaminación del agua.

La anterior es una de las principales conclusiones de un estudio publicado recientemente en la revista Limnology and Oceanography Letters, que consistió en una síntesis de datos propios y otros que ya habían sido publicados sobre el estado de salud ecológica del río Magdalena. Esta información resulta crucial en momentos en los que el país contempla diferentes proyectos de infraestructura para recuperar la navegabilidad de este río, vital para el desarrollo económico de Colombia.

La investigación, titulada ‘Causas y consecuencias de la reciente degradación de la cuenca del río Magdalena’, fue liderada por Jorge Salgado Bonnet, quien comenzó este proyecto siendo investigador de la Universidad de los Andes y, posteriormente, la continuó en la Universidad de Nottingham, en Inglaterra.

El resultado final es producto de una colaboración internacional de científicos de instituciones como la Universidad Católica de Colombia, la Fundación Proyecto Primates, la Universidad de los Andes, la Universidad de California, la Universidad de Regina (Canadá), la Universidad de Estocolmo (Suecia) y la Universidad de Nottingham (UK).

El documento, en el que participaron los profesores Catalina González y Andrés Link del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes, presenta una síntesis del estado actual de la salud ecosistémica del río Magdalena y reúne evidencias de los diversos factores de estrés que afectan la integridad ecológica del sistema de la cuenca.

Sobre la novedad del estudio, la profesora Catalina González afirma que “demostramos que, en comparación con otros ríos tropicales, el Magdalena es un sistema poco estudiado biológicamente, si tenemos en cuenta su importancia la económica, cultural y para la biodiversidad de Colombia”.

“Actualmente asistimos a un debate nacional sobre tensiones y asuntos puntuales que atañen directamente  al Magdalena y su cuenca, como las intervenciones de la Mojana, la restauración del Canal Del Dique o el sonado caso de los hipopótamos como especies invasoras. Este último ha suscitado un enfrentamiento entre animalistas y biólogos de la conservación, que proponen estrategias de manejo diametralmente opuestas”, asegura la profesora González.

En este sentido, agrega, el artículo es importante porque “trasciende los casos específicos e intenta dar un panorama más completo de la problemática desde el punto de vista de los otros estresores antrópicos que afectan la salud del río, como la contaminación, el cambio climático, los cambios del uso del suelo y la construcción de hidroeléctricas”.

“El informe presenta una visión más sistémica, donde se pone en evidencia la interacción de factores y se invita a un manejo, restauración y uso del río Magdalena, basado en evidencia. También se identifican las principales líneas de investigación que deben ser prioritarias para informar decisiones y se busca resaltar el papel que el río juega en las dinámicas hidrológicas, ambientales y ecológicas globales” dicen los autores.

Implicaciones del proyecto de navegabilidad

Uno de los proyectos de infraestructura más importantes de Colombia en la actualidad es el que busca recuperar la navegabilidad del río Magdalena. Sin embargo, de acuerdo con los autores del estudio, para permitir la navegación durante la temporada de aguas bajas, habría que aumentar el ancho y la profundidad de las cuencas media y baja del río.

“Este esfuerzo de ingeniería requiere un dragado intensivo y constante, lo cual puede afectar negativamente las dinámicas naturales de sedimentación y la conectividad hidrológica entre los embalses, el Magdalena y sus lagos de llanura de inundación, y en el delta. Como se expone en el artículo, necesitamos muchos más datos sobre el funcionamiento natural y ecológico del río antes de poder dimensionar los efectos reales de una obra de infraestructura como esta”, asevera Andrés Link, profesor Ciencias Biológicas en Uniandes.

En este sentido, en el artículo se identifican varias amenazas que interactúan entre sí, unas más inmediatas y unas más en el largo plazo. Dentro de las más evidentes y recientes, dicen los expertos, las especies invasoras juegan un papel fundamental; dentro de ellas, se identifica a los hipopótamos, los búfalos, el buchón de agua y el pez basa, que modifican de manera profunda las condiciones fisicoquímicas y ecológicas del río.

“La contaminación de las aguas por los excesos de agroquímicos, metales pesados y microplásticos suponen también una amenaza importante, que pone en riesgo la supervivencia de las especies, y que tiene efectos acumulativos en las redes tróficas -señala el profesor Link-. Por otra parte, están las hidroeléctricas, que, aunque son fundamentales para suplir la demanda energética y de abastecimiento de agua del país, tienen efectos muy profundos en la ecología del río, y muchas veces son irreversibles, porque fragmentan, obstruyen y empobrecen el sistema fluvial”.   

Por otra parte, hay amenazas más a largo plazo, como la deforestación y el cambio climático, que alteran la dinámica hídrica y la carga de sedimentos del río. Al respecto, los autores afirman que la deforestación de siglos de la cuenca del Magdalena se refleja claramente en los aumentos de las tasas de erosión, en las cargas de sedimentos y en la pérdida de capacidad de regular caudales, es decir que “durante las temporadas de lluvia en terrenos deforestados hay más probabilidad de ocurrencia de movimientos en masa, más daños a la infraestructura y un mayor riesgo de desastres”.

Jorge Salgado, investigador de la facultad de Ingeniería de la Universidad Católica de Colombia, y del Centro de Geoquímica Ambiental de la Universidad de Nottingham (Reino Unido), apunta que el cambio climático entra como un agente que cataliza las otras amenazas, “donde los eventos extremos más frecuentes, los aumentos de la temperatura y los cambios en las precipitaciones hacen que el sistema fluvial cambie entre sequías e inundaciones de manera más extrema y más rápida, provocando que los ritmos naturales de conexión y desconexión entre humedales y río se alteren, e incluso que la distribución y la supervivencia de las especies cambie”.  

Acciones urgentes 

Dentro de las medidas para mejorar el estado del río Magdalena, el artículo identifica áreas de investigación prioritaria, que apoyen la toma de decisiones de manejo a nivel general. Sobre estas, los autores resaltan la necesidad de tomar decisiones informadas y basadas en evidencia.

“Colombia tiene excelentes escuelas que, por décadas, han estudiado el comportamiento hidráulico de los ríos.  Sin embargo, hace falta integrar el conocimiento ecológico y las realidades sociales y culturales en las prácticas de manejo técnico e ingenieril tradicional para buscar las soluciones más idóneas”, reconocen los autores.

Y prosiguen: “La cuenca del río Magdalena incluye muchos ríos, muchos asentamientos y culturas, muchas historias… no hay una única solución.  Es fundamental considerar el río como un gran sistema conectado, en el que son importantes las relaciones entre el curso principal, los tributarios, las zonas de recargue, las ciénagas y humedales, y el delta. Es increíble cómo, aunque tenemos uno de los ríos más importantes de Suramérica, no contamos aún con un sistema para su monitoreo integrado a largo plazo, que permita hacer un seguimiento permanente a su estado de salud y apoyar la toma decisiones sobre su manejo y su cuidado”.

Para los investigadores, la restauración ecológica de las cuencas es una solución que ya está inventada y que, ahora, hay que aplicarla. “Hay que permitir que el río se mueva como se tiene que mover, que descanse donde tiene que descansar. Es importante entender, por ejemplo, la relación que tiene la conservación de áreas terrestres con la salud del río, o la cuantificación de las interacciones entre las distintas amenazas”, asevera Salgado.

La colaboración señala que es fundamental legitimar y asumir la defensa y la protección de los ríos y humedales, no solo formalmente en denominaciones de convenios internacionales, como, por ejemplo, los Sitios Ramsar, sino como verdaderos ejes de la coexistencia entre diversidad biológica y social del país, y en coherencia con la naturaleza anfibia de los territorios colombianos.

“En cualquier caso -concluyen - es necesario que las decisiones productivas, de uso y de manejo del río Magdalena se tomen de manera informada y basadas en evidencia científica, que considere los contextos ecológicos históricos, y no solo las ‘fotografías instantáneas’ que estamos viendo hoy. La ciencia tiene mucho que aportar a la discusión”.  

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