En días pasados, Carolina Benedetti, profesora del Departamento de Matemáticas de la Universidad de los Andes, recibió el premio Amigos de la Academia al Joven Científico Colombiano, que entrega la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. El galardón es un reconocimiento al trabajo de Benedetti, quien no solo se ha dedicado a la investigación, sino que se ha esforzado por hacer de las matemáticas una disciplina entretenida entre los públicos más jóvenes.
Benedetti, quien hizo su pregrado en la Universidad Nacional de Colombia, la maestría en la Universidad de los Andes y el doctorado en la Universidad de York, en Toronto (Canadá), es promotora del programa 'Círculos Matemáticos', una iniciativa que ha beneficiado a alrededor de mil niños y jóvenes de varias ciudades, con actividades matemáticas divertidas y rigurosas.
Profesora asistente de la Universidad de los Andes desde 2017, Benedetti investiga en el área de la combinatoria, que consiste en el estudio de objetos discretos, en conjunción con el álgebra. “Esto quiere decir que si tengo un conjunto de objetos quiero ver qué tipo de estructura tienen. De esta manera podemos encontrar sus, creando puentes con otras áreas del conocimiento, como la física”, explica Benedetti, bogotana de 38 años.
De acuerdo con la científica, una de las ventajas de la combinatoria es que se puede transmitir de manera divertida entre los públicos jóvenes. “Una de las cosas que siempre he querido hacer es contribuir desde mi quehacer a la sociedad, y una manera que he encontrado es a partir de 'Círculos Matemáticos Colombia'”, asegura Benedetti sobre el programa, que está vinculado con varias universidades en Bogotá, Cali, Ibagué y Tunja.
“Lo que queremos —continúa— es hacer que niños de colegio, de los grados noveno a once, sientan curiosidad por las matemáticas. Una manera de hacerlo es a partir de actividades divertidas, pero que tengan profundidad, sin importar que necesariamente quieran dedicarse a las matemáticas en la universidad”.
Matemática sin proponérselo
En la actualidad, Benedetti pasa la mayor parte de su tiempo en su oficina, trabajando con sus estudiantes y con otros investigadores. Aunque en su investigación el computador es de gran utilidad, a la hora de hacer cálculos (como el volumen de los politopos mostrados), reconoce que puede hacer matemáticas en cualquier lugar, porque lo único que necesita es un cuaderno y un lápiz.
En su grupo estudian objetos de distintas índoles, como hexágonos y cubos, en distintas dimensiones. El objetivo es comprender las cualidades de dichos objetos, de tal manera que encuentren potenciales aplicaciones en otras ramas de la matemática, u otras ciencias como la física.
“Lo chévere de las ciencias puras es que uno las hace con la esperanza de que sean útiles para otros, chévere si uno mismo logra darles utilidad directa, pero, si no, es probable que lo que estás edificando sea un cimiento para alguna construcción que eventualmente se va a levantar”, dice, emocionada, Benedetti.
Pero Benedetti no siempre sintió las matemáticas de la misma manera. Pese a que sus papas no tuvieron la oportunidad de ir a la universidad, siempre tuvieron claro que Carolina y sus tres hermanos, tenían que hacerlo.
Carolina no tenía ningún estereotipo de la carrera de matemáticas, no sabía cómo era ni qué esperar. Pero fue su hermano Adolfo, ingeniero de sistemas en la Universidad Distrital, quien le dijo que debía presentarse a matemáticas. Ella tenía 15 años, y no lo pensó mucho.
En el colegio me iba bien en matemáticas, pero eso no es indicativo de nada. Al comienzo es un choque duro. Y lo veo en los chicos de 'Círculos Matemáticos', que por muchas razones en los colegios no se aprende, y con matemáticas eso es particularmente cierto. Lo que uno cree que son las matemáticas, y lo que lo lleva a uno a desinteresarse, no tiene nada que ver con el quehacer matemático. Esto hizo desafiante mi proceso al comienzo, fue algo tortuoso, pero con mucho trabajo lo superé”, cuenta.
Ahora, para Benedetti, “las matemáticas están más cercana del arte que cualquier cosa”. “Pasa algo muy similar a cuando uno va a un museo y se pregunta por las maravillas de las obras que hay ahí. En las matemáticas pasa mucho eso, que uno se hace muchas preguntas y busca experimentar. A mí me llena pensar en problemas de investigación, que no sé adónde me van a llevar, pero, una vez uno empieza a ver que las cosas funcionan, es una sensación adictiva de plenitud. Las matemáticas puras son mucho de creación y cero de memorización”, afirma.
La importancia de las redes de apoyo
Al ser preguntada sobre si durante su carrera se ha sentido excluida por ser mujer, la profesora Benedetti responde que, aunque se ha encontrado con entornos machistas durante su carrera, también ha dado con buenos amigos, que se convirtieron en esa red que la ayudó a continuar.
“Por varias razones, las mujeres han sido marginadas, y el machismo es una de las principales. A pesar de que eso lo he experimentado, también he encontrado mucho apoyo de colegas, que incentivan la creación de comunidad, y para una mujer matemática eso es importante, porque sentirse aislada es la norma. Por lo tanto, sentir que se tiene una red de apoyo hace que uno se pueda enfocar en su trabajo y no tener que preocuparse por estos factores externos”, reconoce.
No obstante este tipo de situaciones, Benedetti considera que las cosas están cambiando, y que seguirán haciéndolo en la medida en que se hable de estos temas: “Al principio va a haber resistencia, pero es necesario dar las discusiones. Algo que también tenemos a favor es que las estudiantes de ahora son más aguerridas que en mi época”, añade.
En este sentido, la docente envía un mensaje para todas las niñas que están contemplando emprender una carrera en las matemáticas. “Mi llamado es a que, si la decisión es no hacerlo, que sea propia, y no por sentirse fuera de lugar. Yo creo que uno de los conceptos erróneos es que las matemáticas les pertenecen solamente a ciertos grupos. Durante mucho yo tiempo pensé que no pertenecía, porque me gusta parrandear y hacer otras cosas que no encajan dentro del estereotipo del matemático. Y para mí una de las cosas enriquecedoras de las matemáticas es poder trabajar en equipo”
“No hay que dejarse llevar por esos preconceptos, y si se toma la decisión de irse por las matemáticas, sepan que no están solas, que hay redes de apoyo. En la medida en que uno sienta que pertenece a un espacio va a poder desenvolverse mejor”, apunta Benedetti.
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